Si estás pensando en comprar un jamón serrano para servir, ya sea en Navidad o durante una celebración especial, debes elegir el perfecto, evitando cualquier imitación que no garantice la mayor calidad en su aroma, sabor y textura.
Por lo tanto, hemos seleccionado para ti varios factores a considerar para encontrar la pieza de jamón perfecta.
3 aspectos esenciales
A la hora de comprar jamones serranos puedes encontrar una gran variedad de opciones disponibles en el mercado. Sin embargo, debes estar muy atento al momento de comprarlos, para que así te lleves una pieza de jamón de gran calidad a la mesa de tu hogar.
1) Etiqueta
Uno de los primeros factores que debes considerar cuando compres un jamón serrano, es asegurarte de que tenga esta denominación.
Esta se encuentra especificada en la etiqueta del jamón, además de indicar también los meses de curación de la pieza de jamón, el cual debe ser mayor a los siete meses y para que así se ampare en la “especialidad tradicional garantizada”.
De igual manera, si el jamón serrano posee una etiqueta negra, quiere decir que se trata de una pieza de gran calidad, aunque también vas a conseguir otras etiquetas, como la amarilla, verde o roja.
Cada una de ellas puede indicar la raza de los cerdos, ya sean puros o mezclados, así como el tipo de crianza que han recibido.
2) Alimentación y crianza
Otro de los factores que influye en un buen jamón serrano es su alimentación. Si cada uno de los cerdos recibe una dieta adecuada, como pasto natural y cereales, esto sin duda alguna mejorará su sabor, aroma y textura una vez se preparen.
De igual manera, los cerdos deben ser criados en libertad y entornos naturales, para que su crecimiento beneficie su carne.
3) Aspecto interno y externo
Uno de los aspectos externos que debes ver al momento de comprar una pieza debe ser la pezuña, la cual debe encontrarse desgastada, ya que esto te indica que el cerdo ha pasado su vida caminando, siendo esta una señal de su crianza en entornos libres.
Su piel debe encontrarse arrugada, ya que esto te indica que el tiempo de curación ha finalizado. Además, la pieza debe ser homogénea, tanto en la superficie como en su color.
El interior del jamón debe poseer grasa infiltrada, además de que su color debe ser totalmente rojo y brillante para asegurar la calidad de la pieza.
Si por el contrario el color del jamón se acerca al granate, puede ser que la pieza no se encuentre en las mejores condiciones. Tomando en cuenta estos tres aspectos, vas a tener la oportunidad de conseguir una pieza de jamón de gran calidad para llevar a tu mesa.
De igual manera también puedes contar con tiendas especializadas en las ventas de estos jamones que te garantizan, por medio de certificados y sellos de calidad, que se trata de un producto serrano.
¿Cómo conservar la pieza de jamón?
Ahora que has comprado el jamón serrano debes conservarlo adecuadamente, ya que se tratan de piezas de gran tamaño que si no se consumen de inmediato, debes guardarlas de la forma indicada para que así sigas disfrutando de su sabor, aroma y textura en otras ocasiones.
Cuando abres el jamón serrano debes almacenar los trozos de grasa que hayas cortado.
Cuando cortes lo que vayas a comer, se recomienda que coloques la grasa almacenada por encima del área que hayas cortado y después colocar un paño de algodón.
Gracias a esto vas a permitir que el jamón respire y se conserve de forma óptima. No debes cubrir el jamón serrano usando papel de aluminio o film plástico, ya que no le permite respirar, provocando que se pudra.
Tampoco debes usar otro tipo de grasa, como el aceite de oliva y que no sea la misma del corte de la pieza, dado que esto cambia su sabor. En caso de que aparezca una capa de moho en el jamón serrano, no debes preocuparte, solo debes retirarla, ya que la pieza sigue en buen estado.
Siguiendo las recomendaciones que te hemos dado y conservando adecuadamente el jamón serrano, vas a poder disfrutar de esta pieza numerosas veces en la mesa de tu hogar y sin perder su sabor, aroma y textura se pierda.