La ministra de Sanidad, Carmen Montón, asegura ahora que cursó su máster en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) en su modalidad a distancia. «Lo cursé a distancia y, no obstante, acudí a todas las clases a las que pude asistir», ha apuntado Montón en una rueda de prensa para explicar las irregularidades en torno a su titulación.
Con esta declaración, la ministra vuelve a cambiar de versión sobre su asistencia a las clases del máster en Estudios Interdisciplinares de Género en la universidad pública. En un primer momento, durante la reunión con los periodistas, Montón aseguró de forma tajante que había asistido a todas las clases de la titulación. Pero a lo largo de la conversación, corrigió esta primera afirmación: matizó que empezó en octubre, cuando fue admitida; más tarde calcula que fue en noviembre y al final de la reunión confirma que empezó en enero.
Según ha explicado este lunes la ministra, fue la exdirectora del máster, Laura Nuño, la que le indicó por correo electrónico que podía cursar la titulación a distancia, sin necesidad de presentarse a las clases. Montón envió un correo a Nuño lamentándose «horrorizada» por no haber podido asistir a las primeras clases, a lo que la exdirectora contestó, en otro correo fechado «el ocho de octubre de 2010», asegurando que estaba previsto que el máster «podía ser cursado a distancia».
Aunque dice haber cursado esta titulación a distancia, la ministra también dice haber asistido a todas las clases que pudo, asistiendo «de forma más regular a las clases» a partir del mes de enero: «Yo me incorporo al curso el 30 de septiembre y no en el mes de enero, tal y como se ha publicado. Es en enero cuando acudo de forma más regular a las clases».
Ese 30 de septiembre fue, en palabras de la ministra, el día que recibió el correo en el que se le indicaba que había sido admitida al máster y «el mismo mes que empieza el curso». Montón ha insistido en que es a partir de ese momento cuando se organizó para asistir «al máximo» de clases: «Me organicé para ir al máximo [de clases] que pude, es verdad que en enero estaba más organizada».
Empezando en enero, Montón se perdió seis de las 12 asignaturas presenciales de la titulación, que corresponden al primer cuatrimestre. Sus notas, a las que ha tenido acceso, confirman que no se presentó a ninguna de las asignaturas del primer cuatrimestre. Todas aparecen en esa convocatoria como «no presentado». También confirman que, en la convocatoria de junio, sacó tres sobresalientes, un notable y dos aprobados en asignaturas que habían acabado cuando ella empezó. Los sobresalientes suelen tener en cuenta la participación del alumno en clase y se premia así su implicación, explican fuentes universitarias consultadas, que refieren que sería raro poner la máxima nota a alguien que no ha aparecido nunca por clase.
Otra profesora que prefiere no dar su nombre, cuya materia Montón aprobó en junio que no recuerda a Montón ni siquiera haberle aprobado. «No me suena que estuviera, la habría conocido», reseña. Además tras revisar su documentación y en una segunda comunicación asegura que «no tiene constancia de ella» en «trabajos ni en participación en foros».
La ministra, preguntada, tampoco recordaba dónde tenía que ir a las clases. Dijo Móstoles y Leganés, pero no fue capaz de responder lo que cinco alumnas refirieron a este periódico sin ninguna duda: Vicálvaro.
«No hay ninguna convalidación»
Otro de los puntos a los que se ha referido la ministra en su comparecencia ha sido el de la supuesta convalidación de una de las asignaturas de su máster: ‘Feminismo y construcción de la identidad de género’. Montón ha insistido en que ella no solicitó ninguna convalidación: «Yo no he solicitado en ningún momento que se convalidara asignatura alguna del máster. No he solicitado ninguna convalidación del máster».
La profesora de la asignatura, Sonia Núñez Puente, que no recordaba a la entonces diputada y portavoz de Igualdad del PSOE en sus clases porque había convalidado su materia: «A Carmen no la recuerdo en clase porque convalidó y yo tampoco sabía que estaba entre las alumnas. Cuando salió publicado en los medios lo del máster revisé mis actas y comprobé que aparece convalidada».
Laura Nuño, que también fue tutora del trabajo final de Montón, formó parte de la comisión de convalidaciones de este máster, según su propio currículum, y no ha querido contestar a las preguntas sobre si hubo o no hubo convalidaciones para Carmen Montón. Nuño está imputada en la investigación penal del máster de Cifuentes, donde su firma aparecía como parte de la comisión de convalidaciones que aprobó irregularmente gran parte de las asignaturas en las que se matriculó Cifuentes con actas con firmas falsificadas. Laura Nuño siempre ha defendido que esa firma suya se falsificó.
«Seguí las instrucciones que me dieron»
En su comparecencia, Montón ha explicado que decidió apuntarse a este máster para estar «mejor formada» y para desarrollar mejor su «labor parlamentaria». «No lo necesitaba para trabajar y no lo necesito para trabajar […] pero lo quise hacer porque me ilusionaba aprender más sobre igualdad», ha matizado.
La ministra ha explicado que se limitó a seguir «las instrucciones» que le llegaron desde la URJC y ha insistido en que no ha cometido «ninguna irregularidad»: «Seguí en todo momento las indicaciones que me dieron desde el centro, tanto en lo que respecta a la matriculación como en lo que respecta a la presentación de los ejercicios».
Este máster no tenía exámenes, y las asignaturas se aprobaban con trabajos sobre lo expuesto en las clases. Montón no puede precisar qué entregó para aprobar las seis asignaturas que ya habían acabado cuando ella se incorporó al máster, en enero. Para las otras seis que le quedaban sí asegura que lo hizo todo, y pone como ejemplo una guía que establece que los trabajos serían de unas 30 o 40 líneas. «Era un máster muy poco exigente», achacando esta laxitud a que se trataba de la primera edición de este título en la Universidad Rey Juan Carlos.
Montón ha remarcado que gestionó su matriculación siguiendo las indicaciones que le dieron «desde el centro». Además, ha insistido en que entregó «algunos trabajos en mano a los profesores en clase y otros telemáticamente».
Dos profesoras y cinco alumnas de aquel posgrado consultadas por este periódico confirman que los trabajos de cada asignatura se enviaban a través de una plataforma online o por mail al profesor. Las cinco alumnas niegan tajantemente que se dieran nunca en mano.