El divorcio debe ser entendido como un proceso necesario -aunque doloroso- cuando ya no hay más por hacer en una relación. A veces existen razones suficientes y en ocasiones no están tan claras, pero la decisión y la solución pueden ser la misma. En todos los casos, el papel de un abogado de divorcios será elemental.
Contar con un buen abogado divorcio es un aspecto elemental para que el procedimiento vaya por buen camino desde el primer instante hasta su conclusión, que dependerá en tiempo y forma de la calidad del abogado elegido y del procedimiento en sí también, pudiendo ser contencioso o exprés.
Sean cuales sean las variables que tengan incidencia en cada caso particular, la forma en la que se elige a un buen abogado de divorcios siempre es similar, teniendo que considerar ciertos aspectos que pueden repercutir en la calidad de la asesoría y en el servicio, pero también en los resultados.
¿Es necesario un abogado matrimonialista?
Un abogado tiene las facultades y las capacidades teóricas para llevar adelante un trámite de divorcio de cualquiera de las dos modalidades -además, está autorizado para hacerlo-. Sin embargo, está más que comprobado que existen muchos beneficios al contar con un abogado que esté completamente vinculado con los procedimientos de un divorcio.
En primer lugar, porque el acompañamiento será distinto, pudiendo encontrar mayor empatía y cercanía con un abogado que conozca exactamente cómo abordar las distintas situaciones que se pueden producir -algunas son especialmente sensibles-; y en segundo lugar, porque la legislación es amplia, y un especialista siempre abordará los casos con mayor capacidad teórica, y tomará decisiones más ágiles y eficientes, resolviendo los casos con mayor prontitud y en beneficio de los clientes.
Dicho lo anterior, hay características, habilidades o cualidades que un buen abogado de divorcios debe tener.
Las cualidades que siempre deben ser consideradas
- Empatía: el divorcio es uno de los procesos o trámites más difíciles por los que cualquier persona puede pasar. No en vano se está separando, completamente, de una persona con la que se planificó pasar el resto de su vida, formar una familia y edificar un proyecto juntos. Ante esa realidad, el abogado debe tener una empatía muy elevada, un nivel de atención enorme con los detalles y una capacidad de acompañamiento, que sea sentida, pero que nunca se sienta como una invasión a la privacidad de sus clientes. A pesar de que se tratan de cualidades más humanas que profesionales, se potencian y retroalimentan entre sí, y es la empatía la que permitirá a los clientes sentir la confianza para contar detalles muy íntimos a su abogado, que pueden cambiar la naturaleza y el dictamen final de un caso, sobre todo, cuando de ello dependa la custodia de los hijos o la repartición de los bienes, entre otras tantas variables.
- Disponibilidad: un divorcio es un procedimiento que puede ser tan corto o tan largo como las partes decidan. Si es por mutuo acuerdo o exprés será resuelto en cuestión de días; si es contencioso, puede durar incluso años, dependiendo de la dificultad para su resolución. En cualquier caso, más allá de las capacidades y la empatía del abogado, si hay algo que resulta indispensable, es la disposición del mismo, de cara a sus clientes. Un abogado debe tener una disponibilidad muy alta, sobre todo cuando se tratan de casos delicados en los que cada detalle, cada evidencia o prueba, y cada comentario dado por su cliente -a veces llamará al abogado en busca de apoyo o consejos para sentirse más tranquilo, dada la naturaleza emocional de este tipo de trámites-. Si el abogado no puede tener tal disposición, será momento de buscar otro.
- Experiencia: salvo honrosas ocasiones, en las que los clientes puedan tener una confianza muy alta, nunca es conveniente buscar abogados de divorcios sin experiencia; o lo que es igual, buscar abogados que no sean especialistas en divorcios. La cantidad de casos resueltos, los años de trayectoria y los comentarios hechos por clientes satisfechos, serán la carta de presentación de los mismos. Un abogado especialista en divorcios y experimentado en los mismos, aunque pueda suponer una inversión más elevada, seguramente resolverá de mejor manera cada caso.