Incrementar la eficiencia energética del sistema de calefacción es algo elemental para poder recortar en gastos en el consumo de la vivienda, especialmente cuando pasamos más tiempo en casa. El mantenimiento de calefacción debe ser algo prioritario para garantizar su correcto funcionamiento y su eficiencia pero, además, hay que tener en cuenta otras claves.
Y es que el gasto en calefacción, independientemente del sistema utilizado, puede ser una de las partidas de gasto más importantes en muchas familias y es fundamental encontrar formas de mejorar la eficiencia del sistema. Algunas de las claves más importantes son:
1. Uso de termostatos
Los sistemas de calefacción que se venden en la actualidad suelen traer incluido un termostato que puede ser clave para mejorar la eficiencia en el uso de la calefacción. Gracias al termostato es posible alcanzar una temperatura estable en la vivienda programando su funcionamiento para reducir el consumo de energía sin que ello suponga renunciar al calor necesario. El resultado, un hogar con una temperatura confortable con un menor gasto energético, todos salimos ganando.
2. Comprobar que no existen pérdidas de calor
Antes de poner en marcha el sistema de calefacción en casa hay que asegurarse de que está perfectamente aislado para evitar las pérdidas de calor. Estas mejoras en el aislamiento del hogar pueden favorecer un ahorro de hasta el 30 % en el gasto de calefacción. Para ello hay que controlar especialmente las ventanas, las paredes y la cubierta exterior de la vivienda. Por ejemplo, se recomienda cambiar un acristalamiento común por un acristalamiento doble que aísle en mayor medida el hogar del exterior.
3. Mantenimiento de los equipos
El mantenimiento de los equipos de calefacción también es algo que puede ayudar a incrementar la eficiencia energética, ya que permite detectar suciedades o pequeñas averías que incrementan el consumo sin que nos demos cuenta. Esta revisión o mantenimiento debe realizarse por un instalador autorizado para garantizar la seguridad de los trabajos realizados en el sistema. Hay que prestar especial atención a la purga de los radiadores, que debe realizarse al menos una vez al año, o revisar el tiro de la estufa o chimenea.
4. Control energético
El control de la energía es importante para mejorar la eficiencia del sistema. Está demostrado que la temperatura óptima para el interior de una vivienda es de 21 grados centígrados, ya que por cada grado que se aumente por encima de esta cifra el consumo de energía lo hace un 7 %. Un consumo demasiado intenso de energía puede afectar al propio sistema de calefacción a largo plazo reduciendo su eficiencia. Además, cada zona de la vivienda puede necesitar una temperatura diferente, así que si hay habitaciones más cálidas es posible reducir la temperatura por debajo de los 21 grados.
Estas son algunas de las medidas o acciones clave que debemos poner en práctica para incrementar la eficiencia de los sistemas de calefacción. El resultado, un hogar con una temperatura más confortable y un menor gasto en la factura energética que alivia la economía familiar.