Política

La nueva dirección del PP no ve resultados en su estrategia

Está siendo más duro y más difícil de lo que creían. Lo confiesan fuentes de la actual dirección del PP, que caen en la desesperanza al comprobar que el esfuerzo que llevan haciendo desde hace seis meses, en especial su presidente, Pablo Casado, no está teniendo los resultados que esperaban. Si el efecto Casado no fue tal, y sólo tras unos meses se concretó en que el PP había cortado la sangría de votos que registraba en la última etapa de Mariano Rajoy, el paso de tiempo les ha hecho comprobar que esa sangría puede volver a darse, aunque por el otro lado. Si con el expresidente del Gobierno se daba por el centro, ahora se da por la derecha.

Y el resultado de las elecciones andaluzas no les permite ser muy optimistas. Es cierto, apuntan, que el PP consiguió mantenerse en segunda posición, tras el PSOE, y el sorpasso con el que Ciudadanos amenaza a los populares no se produjo. Pero los resultados fueron malos, muy malos, aunque Pablo Casado lo consiguiera tapar por la posibilidad, ya una realidad, de que el PP se haga con el Gobierno de Andalucía por primera vez desde el inicio de la autonomía, en 1982, y haya así conseguido desalojar al PSOE del poder.

El espejismo andaluz tapa unos resultados malos

Un espejismo que oculta la imposibilidad del PP de salir del pozo en el que dejó al partido Mariano Rajoy, y una constatación de que la dirección popular no consigue “colocar su discurso” por mucho que su presidente, Pablo Casado, se esfuerce en hacerlo, con actos todos los días, incluso en estas festividades navideñas, con discursos en todas las comunidades autónomas y declaraciones sobre todos los asuntos, pero que tienen poco reflejo en los medios de comunicación y apenas llegan al electorado, según reconocen algunos miembros de la dirección popular.

La mayor constatación es que Casado no logra marcar la agenda, por muchas propuestas que presente, en público o a través de mociones o proposiciones de ley en el Congreso y en el Senado. Por ejemplo, eliminar el indulto para presos condenados por rebelión, dirigido a los independentistas catalanes procesados por los sucesos en torno al 1 de octubre. Sin embargo, no consigue que se produzca el debate en torno a sus planteamientos, y como ocurrió en este caso, el debate sólo se abrió cuando el presidente de Cs, Albert Rivera, preguntó en el Congreso
al presidente Sánchez y este no contestó.

Es decir, el PP no consigue tener la iniciativa política y ya no es el único partido de oposición, aunque sea el mayoritario, con lo que ha perdido ese estatus que le garantizaba un hueco en los medios de comunicación. Ahora compite en ese espacio con Ciudadanos, y también con Vox, tras el resultado obtenido por el partido de Santiago Abascal en las elecciones andaluzas. El gran problema para la dirección del PP es que ahora se enfrenta a las elecciones municipales, autonómicas y europeas en mayo, y Pablo Casado debe centrarse en eso, pero también los demás partidos tendrán su hueco y nada les asegura que el PP vaya a tener el protagonismo que tenía en anteriores convocatorias, bien por ser el partido en el Gobierno o el hegemónico de la oposición.

La dirección popular espera que la convención programática que celebrará el 18, 19 y 20 de enero, sea el “rearme ideológico” del PP tras el cambio de líderes en el congreso extraordinario de julio pasado. Un rearme ideológico que dirige el presidente de la Fundación Concordia, Adolfo Suárez Illana, organismo creado por Casado para agrupar a todas las fundaciones del PP, y que coordina el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

El protagonismo que el PP tenga esos días, en los que se espera que los focos estén puestos en su trabajo, lleva a a sus líderes a confiar en que marque una nueva etapa en la que lo que diga su partido sea objeto de debate por parte de los demás actores políticos. Sin embargo, lo que tampoco esperaba el PP es que el lastre de la corrupción les atara tanto. Confiaban en que el hecho de que en la dirección no haya nadie que ocupara puestos de responsabilidad en la etapa en la que se produjeron los casos que ahora se juzgan, les librara de tener que dar explicaciones todos los días, pero no ha sido así. También les ha perseguido su pasado respecto al franquismo, con el debate abierto sobre la exhumación de los restos de Franco. La primera intención, decir que Franco no iba con ellos, porque nadie en la dirección popular había nacido durante la dictadura, no les sirvió y al final han tenido que seguir arrastrando el estigma, promovido por la izquierda, de que el PP es el heredero del franquismo. Y es que, como reconocen en la dirección popular, está siendo más duro y más difícil de lo que creían.