El PSOE no entrará en ninguna negociación que implique su abstención para favorecer un Gobierno de PP y Ciudadanos u otorgar la presidencia del Parlamento andaluz a alguno de sus candidatos. Los socialistas siguen esgrimiendo que han sido la fuerza más votada, con más de un millón de votos, y no van a renunciar ni a dirigir la Junta ni a presidir la Cámara regional. No se sienten en absoluto compelidos por la llamada a la responsabilidad que les hizo el pasado lunes el líder territorial de Ciudadanos, Juan Marín, para no bloquear un Gobierno constitucionalista, una opción que permitiría a los de Albert Rivera desvincularse de manera directa del apoyo de la extrema derecha. Al contrario, la estrategia de los de Susana Díaz pasa por evidenciar la encrucijada política en la que se encuentran los naranjas que se presentan como un partido liberal de centro, pero que necesitan imperiosamente los votos de Vox para gobernar en las instituciones de Andalucía.
“Ciudadanos tiene un problema y ese problema se llama Vox”, ha aformado esta mañana el portavoz en funciones de la Junta de Andalucía, Juan Carlos Blanco. “Lo que no puede pedir a otras formaciones políticas es que le hagan algún favor”, añadió. El PSOE no va a renunciar a la presidencia del Parlamento, el primer escenario donde se calibrará el alcance del pacto del bloque de la derecha y la influencia de Vox. Los socialistas quieren ese puesto, esencial en la deriva parlamentaria de la legislatura, como contrapeso al poder de la Junta
Los socialistas han presentado a las fuerzas con representación en la Cámara andaluza, a excepción del partido de extrema derecha, su propuesta de configuración de la Mesa, en la que PSOE, PP y Ciudadanos estarían representados por dos miembros, ostentando la presidencia un candidato socialistas, y Adelante Andalucía tendría uno gracias a los votos de los de Susana Díaz. Esta opción aislaría a Vox, a quien se le dejaría con una vocalía con voz, pero sin voto. Esta propuesta cuenta con el respaldo de la coalición de izquierdas y tanto los socialistas como la propia Teresa Rodríguez, la dirigente regional de Podemos, se la trasladaron a Marín, que la rechazo por estar negociando su propia composición con el PP. Hasta que populares y Ciudadanos no determinen si quieren que Vox sea o no un socio activo, esta iniciativa está en punto muerto.
El martes, en un giro en las conversaciones con los populares, Ciudadanos solicitó incorporar a las discusiones sobre la Mesa al PSOE. La propuesta de Marín pasa por que el PSOE tenga mayoría en los siete sillones que la conforman, pero renunciando a la presidencia a favor de Ciudadanos. Esta opción dejaría a Adelante Andalucía y a Vox con puestos simbólicos y permitiría aparecer a la formación ante sus socios europeos como un partido que quiere aislar a la extrema derecha de las instituciones, poniendo en el PSOE el foco de la responsabilidad por no impedir que los votos de Vox acaben siendo determinantes. Los de Rivera aún no han contactado de manera oficial con los socialistas para profundizar en su oferta.
“Ciudadanos intenta que el PSOE se retrate para no retratarse ellos mismos”, sostienen fuentes de Adelante Andalucía involucradas en los contactos para la formación de la Mesa. La formación no está dispuesta a quedar marginada de la Mesa, equiparada con Vox. “Nos separan solo 70.000 votos de Ciudadanos”, advierten. La ecuación no solo no convence al PSOE o a la coalición de Podemos e IU. También disgusta a PP, el potencial socio de Ciudadanos. La secretaria general de los populares andaluces, Loles López, ha pedido hoy a Marín que deje claro que los socialistas “están fuera del cambio”.
Los populares están molestos por que Ciudadanos haya escenificado las divergencias entre ambas formaciones por el tercer apoyo que necesitan tanto para formar Gobierno como para presidir el Parlamento. La demora forzada en las negociaciones por parte de Marín ha trastocado sus planes de empezar a dirigir la Junta en enero. El PP ha vinculado la negociación de la Mesa con la del Gobierno y ha fijado como fecha máxima el 26 de diciembre, un día antes de la constitución de la Cámara andaluza, mientras que Ciudadanos opta por ralentizar el acuerdo y no cree perentorio llegar a ese día con todo cerrado.