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Neptuno será la próxima prioridad de la NASA en el sistema solar exterior

Urano y Neptuno son los planetas menos conocidos del sistema solar. De ahí que la NASA lleve años intentando perfilar las características de una misión para estudiar estos cuerpos a partir de 2030. En 2017 un estudiode la NASA concluyó que era necesario estudiar ambos mundos. El problema es que no hay dinero para lanzar dos sondas de alto coste a los dos planetas, así que toca priorizar. Una opción es combinar esta misión con la visita a uno o varios objetos del cinturón de Kuiper. Otra es explorar uno de los dos planetas. Hasta ahora la NASA consideraba que ambos mundos eran igual de interesantes desde el punto científico, pero en un reciente informe del OPAG (Outer Planets Assessment Group) la agencia ha cambiado radicalmente de opinión. Ahora la prioridad es Neptuno.

¿Por qué? Pues por culpa de Tritón, la mayor luna de Neptuno. La decisión no deja de ser curiosa, porque hasta hace poco era Urano quien parecía haber ganado la batalla. Urano y Neptuno son igual de fascinantes. La Voyager 2 descubrió que Neptuno era más activo que Urano, pero las observaciones del telescopio espacial Hubble e instrumentos terrestres han demostrado que este último planeta puede ser tanto o más activo que Neptuno. Por otro lado, el sistema de lunas de Urano es el peor conocido del sistema solar, lo que compensaba la presencia de Tritón alrededor de Neptuno. No obstante, la cercanía de Urano era el principal factor a su favor, ya que permite tiempos de vuelo ostensiblemente inferiores a los necesarios para alcanzar Neptuno. De las cuatro propuestas de sondas para el estudio de Urano y Neptuno del OPAG, el orbitador de Neptuno era con diferencia la opción más cara.

Pero el OPAG no apoya ninguna solución de compromiso que incluya sondas de sobrevuelo a los dos planetas para visitar otros objetos del cinturón de Kuiper. La única opción válida para ellos es enviar una misión de tipo flagshipformada por un orbitador de 7 toneladas dotado de una sonda atmosférica que estudie en detalle uno de los gigantes de hielo y su sistema de lunas. Y, puesto que no hay dinero para dos orbitadores, hay que elegir. Tritón ha decantado la balanza en favor de Neptuno porque la comunidad de investigadores dedicada a los mundos océano del sistema solar lo ha identificado como uno de sus objetivos. La mayor luna de Neptuno probablemente posea un océano interno —realmente un manto de agua líquida— comparable al de Plutón. Al fin y al cabo, Tritón es un cuerpo del cinturón de Kuiper capturado por Neptuno. Los mundos océano —Europa, Ganímedes, Calisto, Encélado, Titán, etc.— son una prioridad para la NASA por ser los cuerpos con mayor potencial de habitabilidad del sistema solar en estos momentos. Así que, según el OPAG, la próxima misión flagship de la NASA después de Europa Clipper debe ser un orbitador a Neptuno.

¿A qué vienen las prisas? Pues porque el OPAG quiere que se comience a desarrollar una misión a Neptuno antes de 2020 con el objetivo de aprovechar la ventana de lanzamiento de 2028-2030 para enviar una misión a Neptuno. Las sondas a los gigantes de hielo deben usar la asistencia gravitatoria de Júpiter para reducir la duración del viaje, pero Júpiter y Neptuno están en la posición correcta cada doce años aproximadamente (el tiempo que tarda Júpiter en dar una vuelta alrededor del Sol). La sonda llegaría a Neptuno en 2043, aproximadamente (la duración exacta dependería de la trayectoria y lanzador utilizados). En cuanto a las duras conclusiones del informe Mid-Term Review del Decadal Survey, en el que se concluía que ninguna de las propuestas de sondas a los gigantes de hielo eran científicamente adecuadas, el OPAG se defiende diciendo que no se trataban de diseños sólidos, sino de propuestas, especialmente en lo relativo a la instrumentación científica (de paso, también defiende la denostada misión Europa Lander).

Obviamente, una sonda a Neptuno compite directamente con las propuestas de misiones para explorar Encélado, uno de los objetivos fundamentales de los investigadores que estudian los mundos océano, así que resulta difícil que la NASA apruebe una misión flagship a Neptuno sin haber dado luz verde a una nave que estudie esta pequeña luna de Saturno. La única salida, bastante remota, sería enviar una sonda de tipo New Frontiers a Encélado. Por otro lado, el reciente acercamiento entre la NASA y la ESA para colaborar en la próxima misión a los gigantes de hielo puede acelerar el proyecto de una sonda a Neptuno. Es posible que la siguiente sonda a Neptuno lleve varios instrumentos europeos o, quizás, una sonda atmosférica europea. Si esta misión es aprobada para que sea lanzada antes de 2031, algo poco probable, no veremos Neptuno de cerca hasta 2043 como muy pronto. Más de medio siglo después de que la Voyager 2 nos descubrió sus maravillas por primera vez. Sinceramente, los plazos de la exploración del sistema solar exterior son un tanto deprimentes.