Economía

Mario Draghi pone fin a la era de estímulos monetarios extraordinarios en la eurozona

Mario Draghi clausura una época de decisiones al filo de precipicio. Con sus distintos planes de compra masiva de deuda, el Banco Central Europeo (BCE) ha evitado males mayores a la maltrecha economía europea en los últimos años. Pero la era de estímulos extraordinarios –que en Estados Unidos acabó hace ya más de cuatro años- tiene sus días contados.

El Consejo de Gobierno del organismo anunció el jueves que el plan de compra de deuda concluye este mes. Pero esta decisión no va a suponer un terremoto. Además de estar descontada –todos los observadores la daban por hecho-, el Eurobanco mantendrá un cierto nivel de estímulos reinvirtiendo la deuda que vaya venciendo “durante un periodo prolongado”. Este periodo se alargará más allá de la primera subida de tipos, según asegura el comunicado del BCE. «Y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de liquidez favorables», añade el texto.

El plan de compra de bonos soberanos y corporativos nació en marzo de 2015 como un intento casi a la desesperada por dar aire a una economía entonces en estado comatoso y alejar el fantasma de la deflación que recorría Europa. Tras inyectar 2,6 billones de euros -más del doble del PIB español-, el BCE cree ahora su objetivo cumplido.

En Fráncfort, en la misma sala de prensa en la que lleva años defendiendo sus decisiones, a Draghi le pidieron una valoración global del programa que él impulsó frente a críticas feroces de Alemania y otros socios del norte que lo presentaban como un desaprensivo que se fumaba los ahorros de los ciudadanos y arrinconaba a los bancos con unas rentabilidades mínimas. Draghi comenzó la respuesta con un guiño irónico al reconocer que él no era un observador objetivo. Pero al instante resumió qué había supuesto su programa para la zona euro: «En algunos momentos, fue el único impulsor de la recuperación económica. Ha sido crucial».

El plan de Draghi se mantiene invariable: esta alza de tipos de interés no llegará en ningún caso antes del verano de 2019. Y si los datos de desaceleración de la economía europea se mantienen o agravan -por culpa de riesgos como el Brexit, la amenaza de guerra comercial, las tensiones entre Roma y Bruselas o los problemas que atraviesan numerosos países emergentes-, la subida de tipos podría posponerse hasta 2020, según señalan distintos analistas. Draghi evitó pronunciarse sobre esta posibilidad.

Los factores de riesgo que rodean a la economía europea sí han llevado al BCE a rebajar ligeramente a la baja sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo: el PIB de la eurozona crecerá este año un 1,9% -en lugar del 2% previsto en septiembre- y un 1,7% en 2019 -frente al 1,8%-.