El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya no aguanta la presión de los «chalecos amarillos» contra la subida de impuestos que preparaba sobre el diésel que iba a entrar en vigor el 1 de enero.
Su primero ministro, Édouard Philippe, aplazará esta subida al menos seis meses, a a través de la presentación de una moratoria, según han aclarado fuentes del Gobierno a AFP.
Está previsto que explique este retraso en la Asamblea francesa para calmar unas huelgas que estaban afectando ya a la economía y a la paz social del país, además de presentar igualmente otras medidas para intentar calmar los ánimos de los «chalecos amarillos».
La reunión del primer ministro y algunos «chalecos amarillos» prevista para esta tarde con objeto de buscar una concertación y una salida a la crisis social ha sido anulada.
La mayor parte de los cabecillas de los «chalecos amarillos» habían advertido desde el lunes que no irían a la cita en señal de protesta por la actitud inflexible del Gobierno y algunos habían vuelto a confirmar que recibían amenazas de otros miembros del movimiento para impedirles que acudieran.
Philippe recibió el lunes a responsables de los partidos políticos que le pidieron que renuncie a la subida de los impuestos sobre el carburante programada para el 1 de enero.
Anoche, el presidente Emmanuel Macron convocó para un gabinete de crisis a una decena de ministros directamente implicados en las protestas de los «chalecos amarillos», que el pasado sábado vivieron una jornada de alta tensión con violentos altercados de una dimensión inaudita en París y en otros puntos de Francia.
Macron ha anulado un viaje que tenía previsto a Serbia el miércoles y el jueves por estas protestas, que hoy continúan en forma de bloqueos de algunas carreteras y autopistas.
Su Ejecutivo había programado a partir del 1 de enero un incremento de las tasas sobre el combustible de 6,5 céntimos de euro por litro para el gasóleo y de 2,9 céntimos para la gasolina, dentro de su estrategia para reducir la dependencia del petróleo y favorecer una economía con menores emisiones de dióxido de carbono para luchar contra el cambio climático.
Con ese nuevo incremento, que se añadía al que se aplica desde comienzos de este año (7,6 céntimos para el gasóleo y 3,9 céntimos para la gasolina) estaba previsto recaudar unos 3.000 millones de euros anuales.
Las protestas de los «chalecos amarillos», que comenzaron el 17 de noviembre, se han centrado en denunciar una reducción en el gasto de los hogares generado por los impuestos de Macron sobre el diésel, que según él son necesarios para combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente.
Sin embargo, desde entonces se han convertido en un levantamiento general contra Macron cada vez más grande, y muchos critican al presidente por seguir políticas que afirman que favorecen a los miembros más ricos de la sociedad francesa.
Las manifestaciones en París el pasado sábado se tornaron particularmente violentas, con el Arco de Triunfo desfigurado y las avenidas de los Campos Elíseos de la capital sufriendo muchos daños.
De hecho, estaban planeando una nueva manifestación para el próximo 8 de diciembre después de que la reunión de los representantes con el Gobierno fracasaran. Macron tampoco se ha visto respaldado por la oposición.