Todos conocemos los beneficios que la fisioterapia tiene para la salud, especialmente cuando tenemos problemas musculares o de articulaciones. Pero, en ocasiones es difícil elegir el profesional más adecuado según el problema que nos lleve a necesitar de este servicio. ¿Vale cualquiera? ¿Es buena idea elegir el centro de fisioterapia más cercano a casa? La respuesta es no.
Como sucede con cualquier otro servicio, hay que tener en cuenta ciertos detalles a la hora de elegir para conseguir que el tratamiento sea el adecuado. Vamos a ver algunas de estas características a considerar.
¿Por dónde empezar?
Puede resultar confuso saber por dónde empezar a buscar un fisioterapeuta. Un buen punto de partida es tu médico de confianza. Si ha sido él el que te recomendó acudir al fisioterapeuta, pide consejo sobre un especialista. Los médicos suelen conocer a los mejores fisioterapeutas de la ciudad y su consejo siempre será valioso.
También es una buena idea preguntar en nuestro círculo cercano de familia y amigos. Seguro que hay alguno que ya acudió a alguna cita con el fisioterapeuta por un problema parecido al tuyo y te podrá guiar. Al tener una experiencia de primera mano de un servicio, suelen hablar con sinceridad de la atención recibida.
Otras opciones son la búsqueda en Internet, que te da la oportunidad de ver lo que las clínicas pueden ofrecer en sus sitios web. Un ejemplo es Fisvital, una clínica de fisioterapia de Pozuelo que recoge en su página todos los servicios que ofrecen
La comodidad puede ser importante para ti, por lo que si además de buenas referencias, te queda cerca de casa, será un plus.
Otros criterios importantes son la cualificación y experiencia de los fisioterapeutas, la duración del tratamiento y el aspecto de la clínica.
Formación del personal de fisioterapia
Los fisioterapeutas tienen una licenciatura o un grado en fisioterapia por una universidad reconocida. Esta formación proporciona los conocimientos básicos para desempeñar las funciones requeridas.
Además, la mayoría de los fisioterapeutas siguen aprendiendo a través de cursos de formación continua. Esto les ayuda a avanzar en sus habilidades de diagnóstico y tratamiento para mejorar sus capacidades y proporcionar un tratamiento más eficaz. Contar con un fisioterapeuta con más formación, credenciales y cualificaciones puede ser útil para tu recuperación.
Algunos fisioterapeutas incluso tienen formación específica en dolor de mandíbula (ATM), lesiones de corredores o terapia del suelo pélvico, por nombrar algunos. Sin embargo, toda la formación del mundo no puede compensar la falta de buenos modales o de afinidad con el fisioterapeuta que te atienda. Siempre debes sentirte a gusto con tu fisioterapeuta, ya que trabajarás con él durante varias semanas.
Duración del tratamiento
Un gran problema en el sector de la fisioterapia es la duración del tratamiento. Recuerda que pagarás por sesiones, por lo que mientras más dure el tratamiento, mayor será el gasto.
El precio estándar por una consulta genérica con un fisioterapeuta está entre los 50€ y 100€, dependiendo de las necesidades del paciente y de la clínica elegida. En términos generales, una evaluación inicial puede durar entre 45 y 60 minutos y las sesiones de tratamiento entre 30 y 60 minutos dependiendo del problema a tratar.
También es importante preguntar a cuántas personas atiende el fisioterapeuta en una hora. Cuanta más gente vea el fisioterapeuta en una hora, menos tiempo pasará contigo. En la mayoría de las clínicas de fisioterapia, los fisioterapeutas atienden a los pacientes durante 10-15 minutos (4-6 personas por hora) o hasta 30 minutos (2 personas por hora). Si tu fisioterapeuta sólo le atiende durante 10-15 minutos, el precio debería ser también más contenido. Y viceversa, si el fisioterapeuta le dedica más tiempo, deberás pagar más.
Ten en cuenta siempre priorizar la calidad frente al precio del tratamiento.
Aspecto de la clínica
Otro detalle importante a tener en cuenta a la hora de elegir un fisioterapeuta de confianza es la ubicación real, o el aspecto y el ambiente de esta. Hay dos tipos de clínicas: de concepto abierto o con salas de tratamiento privadas.
Una clínica de concepto abierto suele ser una gran sala con varias camas separadas únicamente por mamparas móviles o cortinas mientras que una clínica con salas de tratamiento privadas tiene numerosas habitaciones separadas y cerradas con puertas, similar a una clínica médica.
Por lo general, una clínica limpia, luminosa y con equipos de última generación nos hace sentir más cómodos. La mejor manera de saber si te vas a sentir cómodo en una clínica es visitarla por ti mismo. No tengas miedo de pedir que le enseñen las instalaciones antes de concertar una visita.