La vida en una comunidad de vecinos puede ser realmente complicada si no se lleva a cabo una gestión impecable de cada uno de los apartados que influyen en el edificio y sus propietarios. Debido a ello, el trabajo de un administrador de fincas se ha convertido en uno de los más destacados en términos de bienestar.
Los administradores de fincas se ponen al servicio de quienes residen en estas viviendas para simplificar radicalmente su día a día. Por eso, a continuación, queremos plasmar 10 razones por las que se debería contratar una empresa de estas características.
1- Mantenimiento de la finca
El mantenimiento del edificio es un detonante directo para la calidad de vida de quienes allí residen. La limpieza, la gestión de las obras o la gestión de los contratos son aspectos, que con un administrador de fincas como Urfintek, se simplifican radicalmente, haciendo que nada, ni nadie impida la buena convivencia en el lugar.
2- Gestión de la comunidad
Organizar una reunión de vecinos no es tan sencillo como se podría esperar en un principio, por eso, los administradores de fincas pueden llevar a cabo una gestión impecable en este sentido, abriendo y cerrando todas las actas que correspondan.
3- Suministros de primera calidad
Teniendo en cuenta que este tipo de agencias se encargan de obtener todos los certificados pertinentes, así como pueden gestionar los suministros de luz, agua y gas, es evidente por qué cada vez más comunidades de vecinos contratan un administrador de fincas colegiado en Madrid. Una forma de abastecer a todos los pisos del bloque, sin que haya problemas contractuales de por medio.
4- Solución inmediata de problemas
A lo largo de los años, son muchos los conflictos que pueden llegar a surgir en la comunidad de vecinos, de hecho, muchos de ellos guardan relación con contratos externos, como pueden ser las aseguradoras. Un buen administrador se encarga de lidiar con estas situaciones con maestría, para ponerles una solución inmediata y evitar mayor trascendencia.
5- Gestión de los empleados
Los guardias de seguridad, los empleados de limpieza, el portero, etc., son muchos los profesionales que trabajan en el día a día de una comunidad. Los administradores de fincas asumen la gestión del personal: desde su contratación, hasta todo lo relacionado con sus pagos, altas y bajas. Son especialistas en encontrar siempre a los mejores del sector.
6- Contabilidad
Llevar al día las cuentas puede no ser tan sencillo como esperábamos, al fin y al cabo, la cantidad de facturas y contratos que se van firmando obligan a llevar una contabilidad anual. Estas agencias hacen resúmenes de cada pago, cierran la liquidación cada año y elaboran presupuestos transparentes para clarificar la situación financiera de la comunidad.
7- Gestión de impagos y morosos
Mientras que conflictos como los de las aseguradoras tienen su origen en el ámbito externo, otros pueden surgir entre los propios inquilinos de la comunidad. Los administradores de fincas deben lidiar con los morosos para evitar que sus impagos puedan afectar a la rutina cotidiana del resto de los propietarios: un papel esencial para calmar los ánimos entre los vecinos.
8- Asesoría jurídica
Las leyes inmobiliarias pueden cambiar y los administradores se encargan de compartir esta información con todos los propietarios. Asimismo, en caso de que haya algún tipo de litigio legal de por medio, también asesoran a toda la comunidad para garantizar que todo se resuelve con fluidez y con los resultados más favorables para el conjunto de la finca.
9- Ahorro de tiempo y dinero
Teniendo en cuenta todo lo visto hasta el momento, es evidente que contratar un administrador de fincas es más una inversión que un gasto, es decir, abonamos cierta cantidad al mes para ahorrar en otro tipo de contratos, evitando así asumir sobrecostes, multas por parte de las autoridades o perder grandes cantidades de tiempo en cada gestión.
10- Por una vida en paz
En definitiva, contratar un administrador de fincas es olvidarse de problemas, es saber que todas y cada una de las labores pendientes de la comunidad se resuelven con solvencia. Una forma de garantizar nuestra estabilidad vital y así establecer una rutina cotidiana plena de paz.