La piel es uno de los órganos más importantes del cuerpo, por esta razón, cada vez más personas apuestan por los tratamientos faciales para conservar una piel saludable, rejuvenecida y tonificada.
No es fortuito que los tratamientos faciales estén acaparando cientos de entradas de blogs, artículos en redes sociales y posts en Internet. En los últimos años, ha crecido la demanda de dichos tratamientos faciales en los centros de spa, debido a los múltiples beneficios que aportan a la piel.
Este procedimiento de belleza ha demostrado ser muy útil para mantener un rostro hidratado e iluminado, de hecho, los profesionales de la dermatología afirman que realizarse tratamientos faciales de forma frecuente es la mejor manera de prevenir la aparición prematura de los signos del envejecimiento. En el mercado es posible encontrar diferentes productos para la piel, desde una crema para la flacidez facial, hasta tónicos y cremas blanqueadoras.
3 razones para realizarte un tratamiento facial
A pesar de que muchas personas mantienen una rutina de cuidado facial diaria, la verdad es que la piel está expuesta a múltiples agentes contaminantes habitualmente. Por esta razón, los dermatólogos recomiendan aplicar varias veces al año un tratamiento facial que incluye, entre otras cosas, vapor, limpieza y exfoliación.
A continuación, se presentan algunos de los principales beneficios y ventajas de los tratamientos faciales.
Reduce las arrugas y las líneas de expresión
Muchos de los diferentes tipos de tratamiento facial están diseñados para estimular la producción de colágeno en la piel, lo que reduce las posibilidades de experimentar arrugas y líneas de expresión muy prominentes. Además, tras el proceso de exfoliación y limpieza, las personas experimentan una mejor textura de piel.
Deja la piel uniforme
Con el paso del tiempo, la piel puede verse afectada por la aparición de acné o manchas provocadas por los rayos UV. Para conseguir un rostro más uniforme, los profesionales de la dermatología aplican tratamientos faciales orientados a mejorar la pigmentación de la piel.
Disminuye las cicatrices ocasionadas por el acné
Uno de los mayores dolores de cabeza en millones de hombres y mujeres son las cicatrices que deja el acné. Afortunadamente, los tratamientos faciales profesionales hacen que las cicatrices sean menos visibles, ya que ayudan a mejorar el tono y la textura de la piel.
Principales tipos de tratamientos faciales
De acuerdo con la Academia Estadounidense de Estética Facial, los problemas más comunes en la piel son las manchas de la edad, la flacidez, las cicatrices del acné y las arrugas. La buena noticia es que el avance de la ciencia ha permitido el desarrollo de innovadores tratamientos faciales, capaces de rejuvenecer la piel y hacer que recupere su brillo y salud.
Algunos de los tratamientos más demandados que se encuentran disponibles en la actualidad, son los que resumimos a continuación.
Peelings químicos
Cuando se trata de rejuvenecer la piel, los peelings químicos o dermo-peeling se presentan como una de las mejores alternativas. Este tratamiento consiste en exfoliaciones químicas, las cuales ayudan a corregir las irregularidades de la piel, ocasionadas por agentes externos.
Microdermoabrasión
Es uno de los tratamientos faciales favoritos para combatir las arrugas, las líneas de expresión y las cicatrices del acné. A través de un instrumento que esparce cristales diminutos sobre la dermis, el rostro disfruta de una exfoliación profunda y eficiente, capaz de eliminar las células muertas y las manchas solares.
Rejuvenecimiento con láser
Como su nombre indica, el rejuvenecimiento con láser es uno de los tratamientos más solicitados para decir adiós a la piel flácida y a las arrugas. Este tratamiento facial estimula la producción de colágeno, mientras elimina las capas más superficiales de la piel que se encuentran dañadas.
Terapia de luz azul para el acné
Uno de los tratamientos faciales más innovadores es la terapia de luz azul para combatir el acné. A través de luz IPL, los profesionales de la dermatología corrigen las imperfecciones de la piel, ocasionadas por factores externos o por genética.
