Al hablar de las emociones que podemos desarrollar y sentir existen dos tipos: Primarias, que son las reacciones naturales a los estímulos que nos rodean, y las Secundarias no son innatas, sino que cada persona las desarrolla al pasar de los años y parten de las emociones primarias, por lo que se llegan a sentir y desarrollar en distintas etapas de la vida. Si estás buscando conocer cuáles son y cómo funcionan continúa la lectura.
Emociones secundarias, qué son y cómo surgen
Las emociones secundarias, también llamadas emociones sociales, surgen a través de la interacción con otros seres, y se originan a partir de las emociones primarias, se desarrollan en distintas etapas de la vida, y aunque es natural sentirlas, son las experiencias que cada uno experimenta las que las desarrollan, por lo que es muy común ver que personas de la misma edad pueden no manifestarlas, ya que es el entorno quien condiciona que surjan
Las emociones secundarias surgen de las emociones primarias y comparten muchas de sus características, son dependientes de los cambios físicos y los estímulos que experimenta cada personas en sus distintas etapas, desde la infancia hasta la vejez, condicionadas por la interpretación que cada uno hace de estos estímulos, por tanto nuestros pensamientos y criterios pueden influir acentuándolas o disminuyéndolas, desencadenando respuestas orgánicas que activan neurotransmisores de emociones distintas como respuesta específica.
¿Cómo operan las emociones secundarias?
Las emociones secundarias ya sean negativas o positivas influyen en tu autoconcepto y en la autoestima, por lo que son altamente condicionantes de la construcción de la identidad personal, a través de la autoconciencia y el autoconocimiento, y están profundamente ligadas al contexto familiar, social, cultural y geográfico donde vive y convive cada individuo, se manifiestan de forma indistinta de la interacción con otros, por eso ya sean conocidos o desconocidos pueden hacer que las experimentemos.
Conocer y trabajar las emociones secundarias, más que una opción una necesidad
De forma innata podemos sentir alegría, confianza, miedo, sorpresa, tristeza, aversión, ira y anticipación, éstas son nuestras emociones primarias, de ella surgen combinaciones que dan lugar a las emociones secundarias, comienzan a desarrollarse alrededor de los 2-3 años de edad:
- Amor, naciente de la alegría y la confianza combinadas, es una emoción positiva y la más comúnmente sentida.
- Optimismo, nace de la combinación entre la anticipación y la alegría, permitiendo reaccionar de forma positiva hacia los imprevistos o situaciones no completadas esperando que se resuelvan de buena manera o surjan de ellas cosas buenas.
- Sumisión, se produce cuando el miedo y la confianza se combinan, llevando a la persona a mantenerse sumisa ante las situaciones, dejándose dominar por éstas, independientemente sean positivas o negativas.
- Alarma, es desarrollada cuando las emociones sorpresa y miedo entran en acción de forma conjunta, dando paso a dejarse dominar por situaciones que resultan inciertas.
- Remordimiento, las emociones primarias tristeza y aversión se combinan para que ésta surja, produce malestar emocional, es condicionada altamente por estar en desacuerdo de cómo se actuó o se dejó de actuar ante una situación que se considera injusta.
- Desprecio, la ira y la aversión se manifiestan de forma simultánea, generando el desagrado de forma contundente hacia una situación u otros seres.
- Decepción, combina las emociones de sorpresa y tristeza; y se manifiesta cuando los resultados obtenidos no son los esperados.
- Agresividad, producto de la ira y la anticipación, puede ser incluso desarrollada hacia la misma persona.
- Culpa, el miedo y la alegría se combinan, las situaciones que la desencadenan generan satisfacción pero permiten estar alegres del todo, el condicionamiento personal y social incide de forma muy severa en ésta emoción secundaria.
- Curiosidad, desarrollada por la necesidad de saber, experimentar o conocer, es generada por la sorpresa y la confianza.
- Orgullo, la alegría y la ira entran en combinación y dejan nacer ésta emoción que puede ser positiva o negativa según sus causas.
- Fatalismo, la confianza y la anticipación se activan de forma paralela y la dejan surgir, es una reacción bastante marcada, basada en expectativas por experiencias previas que no han resultado como se esperaba o han terminado mal.
- Ansiedad, la anticipación y el miedo hacen simbiosis para producir esta emoción que puede llevar a estados de alarma o combinarse con ellos.
- Desesperación, producida por la tristeza y el miedo, genera fuertes sentimientos, se combina con la ansiedad, incluso no deja pensar con claridad.
- Incredulidad, la emoción que inhibe creer incluso en lo que es real y tangible, se produce por la combinación de la aversión y la sorpresa.
- Envidia, muchas veces confundida erróneamente con el deseo de no tener algo, se produce realmente cuando la ira y la tristeza se manifiestan porque otros poseen las cosas o cualidades que se quieren tener, es posible que se vea como una injusticia intencional hacia la persona.
- Cinismo, la emociones primarias aversión y anticipación se juntan y dejan salir a esta emoción secundaria, que manifiesta conductas de rechazo anticipada a ciertas situaciones, seres o acciones.
- Morbosidad, cuando la alegría y la aversión se sienten al mismo tiempo se produce la morbosidad, puede ser percibida como una emoción antagónica entre lo incorrecto socialmente y lo placentero personalmente.
- Deleite, causada por la alegría y la sorpresa que se manifiestan en forma conjunta, permitiendo un estado emocional de paz y armonía.
- Dominación, entran en combinación la confianza y la ira, preponderando el deseo de controlar situaciones o los seres y objetos que las originan.
- Indignación, la ira y la sorpresa dan nacimiento a ésta emoción secundaria que causa repudio o rechazo hacia situaciones o experiencias consideradas incorrectas.
- Pesimismo, la anticipación y la tristeza dan origen a esta emoción contraria al optimismo y más similar al fatalismo, donde se creer que las cosas siempre pasan contrarias lo que se espera.
- Vergüenza, el miedo y la aversión actúan en simultáneo, produciendo pena o asco por situaciones propias o impersonales.
Cada vez más, la importancia y la atención de las emociones secundarias es priorizada, buscando el equilibrio emocional y mental de las personas para que vivan y convivan en mejor forma. Indiscutiblemente no es posible dejar de sentir las emociones secundarias, pero si es posible manejarlas y controlar la forma en la que las expresamos y cómo reaccionamos cuando se ponen en manifiesto. No se trata de reprimir las emociones, sino de canalizarlas, al final se trata de controlar las emociones y no de que ellas nos controlan a nosotros.
Las emociones secundarias que se refuerzan con la personalidad y la determinan, influyen en ella la crianza y el entorno y sus valores, al igual que las experiencias vividas, por lo que es fundamental en las primeras etapas de la vida ayudar a los más pequeños a distinguirlas y manifestarlas de forma respetuosa y empática, enseñanza que se debe reforzar en cada etapa, incluso en la vejez.