Oriol Pujol Ferrusola es, desde ayer, el primer miembro de la familia del ex president de la Generalitat oficialmente enviado a prisión bajo sentencia por un caso de corrupción. Una condena de dos años y medio por haber cobradocomisiones ilegales que el quinto hijo del matrimonio deberá empezar a cumplir en un plazo de 10 días, si no presenta recurso. Se trata del final de un recorrido que, como una señal del destino familiar, tomó forma de huracán en el mismo momento en el que la suerte de todo el clan quedó también marcado.
En menos de 20 días de julio de 2014, el futuro de la familia Pujol Ferrusola empezó a desmoronarse sin remedio. Un camino que empieza el 7 de julio -cuando EL MUNDO desvela movimientos bancarios de la familia en Andorra por unos 3,4 millones– y cristaliza el día 25 de ese mismo mes, cuando el ex president confiesa públicamente en una carta haber defraudado una fortuna durante más de tres décadas. Entre medio de ambos episodios, como un entreacto inesperado, Oriol Pujol había empezado ya a andar a solas su propio via crucis.
El 15 de julio, tras resistir 16 meses agarrado a la defensa férrea de su inocencia tras ser imputado por el caso ITV, acabó por rendirse. Ese día abandonaba la últimas naves que le quedaban. Renunciaba a su escaño con el grupo de CiU en el Parlament de Catalunya. Un año antes, tras ser encausado, ya lo había hecho de la presidencia del grupo parlamentario de CiU y de la secretaría general de Convergència (CDC). Como hizo su padre durante el caso Banca Catalana, lo hizo envuelto en la senyera.
Con el procés en marcha desde 2012 y convertido en principal argumento de CDC para su supervivencia, Oriol Pujol dijo abandonar sus cargos en el partido no por su culpabilidad, sino para «no obstaculizar» el proyecto con el «juego sucio» del Estado contra el soberanismo. Cuando un año después no tuvo más remedio que dejar el escaño, empujado en parte por el partido, repitió escenificación. «Me voy de todo para no perjudicar en nada», aseguró con la poca convicción de quien sabe que no regresará.
El único hijo del matrimonio Pujol- Ferrusola que se dedicó a la política selló ese día de julio el final de una carrera que comenzó junto a su padre en la Generalitaty que se forjó como miembro del pinyol -el círculo más cercano- de Artur Mas. Un grupo en el que también figuraban los llamados a liderar el partido una vez retirado Jordi Pujol. Se trataba de Francesc Homs, Felip Puig o Germà Gordó.
Como escudero del delfín de su padre, el destino de Oriol era el de acabar recibiendo el testigo y personificar una segunda generación de los Pujol en la Generalitat. El apodo con el que era conocido en las interioridades del Palau y del partido dejaba poco lugar a dudas sobre los que se esperaba de él: El Príncipe. Con menos glamour y más socarronería, también era conocido como el fill de l’amo -el hijo del jefe-, según cuenta el periodista Francesc-Marc Álvaro en su libro sobre la familia, Ara sí que toca.
Su imparable ascendencia en el partido, no obstante, coincidió también con el principio del que sería su imparable final. Escogido como secretario general en 2012, en cuestión de días tras asumir el cargo el caso ITV toma forma y le envuelve. La Guardia Civil detiene a dos amigos personales y acaba por cercar al hijo del ex president.
Los investigadores y la Fiscalía Anticorrupción le acusaban de cobrar comisiones ilegales a cambio de manipular, entre 2010 y 2012, el mapa de las estaciones de inspección técnica de vehículos en favor de un empresario. Una acusación que rechazó hasta el año pasado, cuando acabó admitiéndola tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía para evitar la prisión. Repitió confesión ante la juez para esquivar el juicio con jurado popular. Pese a sus esfuerzos, la misma magistrada le denegó ayer la revisión de la pena a cambio de realizar labores sociales y le envía a prisión por «la gravedad» de sus delitos.
Cuando se certifique su encarcelamiento, Oriol Pujol Ferrusola no será el primer miembro de su familia en cumplir condena -su padre estuvo preso y fue torturado durante el franquismo-, pero sí el primero en hacerlo tras una sentencia en firme por corrupción. De manera provisional también lo hizo en 2017 su hermano mayor y primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, quien permaneció encarcelado durante ocho meses. Salió de la cárcel de Soto del Real tras pagar medio millón de euros de fianza.
En la Audiencia Nacional el juez José de la Mata sigue buscando todavía las raíces de la fortuna familiar en una la causa general por delitos de blanqueo de capitales. Dividida en diversas tramas, la mayoría de ellas protagonizadas por Jordi Pujol júnior, el matrimonio ex presidencial y sus siete hijos están a la espera de conocer como avanza el caso para conocer su destino. Oriol empezó a cerrar el suyo ayer.