Sociedad

La psicoterapia del perdón

Fco Javier Zamora bilbao, psicólogo “la persona que no puede perdonar alimenta y sostiene sus heridas. El perdón es curativo, es un proceso terapéutico esencial en consulta de psicoterapia

¿Qué es el perdón?

Se trata de un proceso en el que se disculpa un agravio y se renuncia a la venganza y al resentimiento, quedando en paz. El perdón no es sinónimo de olvido, ni tampoco el objetivo es restablecer la situación anterior al daño sufrido.  Cuando una persona siente que es agredida u ofendida, se produce una herida emocional.  Mediante un proceso introspectivo y con el suficiente espacio de tiempo, la persona puede elaborar lo ocurrido, reconceptualizarlo e incluso llegar a perdonar lo ocurrido. En este proceso, la persona comprende lo sucedido, sana sus heridas emocionales pero no olvida lo vivido. Entiende que lo que ha pasado puede volver a ocurrir, toma las previsiones necesarias para salvaguardarse y evita que se repita en el futuro, siguiendo su vida sin resentimientos ni rencor.

“Per” significa máximo y “don” regalo, perdón: regalo máximo. El regalo máximo que te puedes obsequiar

El psicólogo y experto, Fco Javier Zamora Bilbao, psicólogo online y psicoterapeuta especializado en terapia de pareja, depresión, ansiedad y autoestima, sostiene que el perdón es un proceso terapéutico esencial en consulta de psicoterapia. A través de su plataforma online “Psicologo online – Colecciona Sonrisas” proporciona asesoramiento psicológico a aquellas personas que se encuentran enganchadas al sufrimiento para poder elaborar el proceso del perdón y utilizarlo para impulsar el crecimiento personal y la resolución de problemas interpersonales.

El proceso terapeútico

El primer paso es desmitificar el perdón. Culturalmente nos han enseñado que perdonar es de débiles. Nada más contrario a la realidad. El perdón no significa que el resto de personas nos puedan hacer daño impunemente. Ese enfoque es erróneo. No se trata de impunidad, se trata de liberarse de sentimientos tóxicos que solo envenenan a quien lo siente.

Vamos a revisar lo dicho hasta ahora con un ejemplo práctico: Tenemos un negocio con un socio. El negocio nos ha costado mucho trabajo, años de dedicación y los ahorros de toda la vida. El socio nos estafa, se aprovecha de nuestra confianza y se hace con parte del capital.

El primer paso, es afrontar lo que ha ocurrido. Sentir y expresar dolor por los hechos acontecidos.

No hay que olvidar, que existe todo un proceso de aprendizaje a través de la asunción de responsabilidades de los hechos vividos. Las consecuencias naturales que llevan asociadas, son grandes maestros de vida. Volviendo al ejemplo anterior; si se produce una estafa económica, se debe hacer la denuncia, aportar las pruebas y demandar si es lo que aplica. No como venganza ni con saña, sino como la consecuencia natural de la conducta de la persona. Y esto no es contrario al perdón. Es perfectamente compatible perdonar, superando el dolor emocional de los hechos vivenciados y al mismo tiempo solicitar auxilio judicial. De esta forma no dejamos las cosas pasar, como si no hubiera ocurrido nada.  

El proceso del perdón tiene sus fases. En un primer momento, al ser consciente del agravio producido, se siente una enorme rabia. Es completamente normal, no hay que reprimirla. Es natural que la persona se sienta impotente y llena de ira, nos encontramos al principio del proceso. Más adelante se irá elaborando y reconceptualizando los hechos ocurridos, colocando las cosas en su sitio y analizando de forma más racional, lo que sucedió. Es importante expresar todo lo que se sienta en esos momentos- Bien sea con amigos, familiares o escribiéndolo en un cuaderno. Esta es la forma de ir elaborando psicológicamente lo ocurrido y avanzar en el proceso terapéutico del perdón.

.  Fco Javier Zamora bilbao, psicólogo “Expresar dolor emocional es tremendamente positivo, sano y adaptativo. Nos posibilita sobreponernos a la situación vivida. Y así, evitar quedar enganchados al dolor y al malestar, agrandando y enquistando el problema”

Fortalecer nuestra autoestima

Cuando nos sentimos agredidos, sobre todo si traicionaron nuestra confianza y más si es alguien a quien le tenemos cariño o le conocemos desde hace tiempo, la autoconfianza se resiente. La persona se siente frágil y vulnerable.

Volviendo al ejemplo anterior, la persona puede preguntarse, ¿si lo ocurrido me pasó con alguien de confianza como era mi socio, qué puedo esperar de las personas desconocidas y extrañas?

Es muy habitual después de sufrir daño emocional por terceros, desconfiar de todos e incluso llegar a pensar que lo que ha ocurrido es porque se lo merecía. . Es muy importante desechar estas creencias irracionales, mantener en alto la autoconfianza y trabajar la autoestima. Incluso si es necesario, solicitar ayuda profesional psicológica para salir reforzado del proceso y evitar quedar enganchados al dolor y al malestar.  

Recomendamos dos  libros esenciales del psicólogo Fco Javier Zamora Bilbao. Uno relacionado con el bienestar y la calidad de vida. El otro versa sobre autoestima y autoconfianza. El primero de ellos se titula ¿Quieres aumentar tu bienestar y calidad de vida?”, el cual aporta técnicas para lograr y alcanzar cuotas mayores de bienestar, potenciando el autoconocimiento . El segundo libro “¿Estás listo para potenciar tu autoestima, conectar tu esencia y creer en tí?”, expone técnicas concretas  y describe el proceso para amarse y descubrirse a uno mismo.

Fco Javier Zamora Bilbao, psicólogo “La paz se encuentra en el interior de la persona, nunca fuera. Cuando una persona es capaz de confiar en sí misma, se transforma en alguien mucho más fuerte y sabio”

Evitar mantener una actitud victimista

¿Qué es mantener una actitud victimista? Para contestar a esta pregunta es fundamental, de forma previa, distinguir entre ser una víctima y sentirse una víctima.Por ejemplo, las personas que han vivido una agresión física, son víctimas de un suceso violento. Sin embargo, tienen la opción de sentirse como víctimas o extraer un aprendizaje de lo ocurrido. Se trata de no quedarse enganchado al hecho en sí, sino de reflexionar y extraer aprendizajes de lo vivenciado. Esta opción, permite y posibilita aprendizajes de vida, aprendizajes que te transforman y te hacen muchos más fuerte y sabio.  Es fundamental para el crecimiento y el bienestar personal que la persona abandone este rol. Para esto se necesita tener mucha madurez y en muchos casos el asesoramiento y la guía de un psicólogo.

Volviendo al ejemplo anterior de los dos socios; tras la etapa de la rabia y de expresar el dolor emocional ante los hechos ocurridos, toca analizar qué errores se cometieron. Tal vez fuimos demasiado confiados, tal vez no nos fijamos que nuestro socio tenía un tema no resuelto con el dinero, o quizás obviamos algunos controles que debimos hacer en nuestra empresa, tal vez le atribuimos demasiada responsabilidad sin control ni supervisión…Esto, por supuesto, no exime al culpable. La persona lo hizo mal y no se trata de buscar una justificación. Realizando este proceso reflexivo, podemos extraer el aprendizaje de la situación y no asumir el papel de víctima. La experiencia nos hará crecer y ser mejores en el futuro

Fco Javier Zamora Bilbao, psicólogo “Si asumes el papel de víctima, tu entorno y la sociedad te tratara como tal. El victimismo te consume poco a poco, te posiciona en un lugar donde nada puedes hacer, solo quejarse y esperar. Asume el liderazgo de tu vida y libérate del rol de víctima.”

Entender al perpetrador

Desarrollar empatía con el agresor corresponde con la etapa final. No se trata de que haya impunidad ni tampoco disculpa. Por supuesto, los hechos ocurridos son condenables y tendrá que asumir la responsabilidad de los mismos. La idea es intentar entender las razones que le llevaron ahí. Este proceso nos puede aportar mucha paz interior. Por ejemplo, tal vez este socio pensó que no podía conseguir dinero de otra forma. En lugar de pedirlo prestado, recurrió a la vía fácil. No supo hacerlo de otra manera.

El objetivo es llegar a la conclusión de que no tuvo nada que ver con nosotros, simplemente estuvimos en el momento y en el lugar equivocados. Que fuiste el destinatario de una acción que te hizo daño. Se trata de que comprendamos las razones que lo condujeron ahí. No de volver a confiar en él, ni siquiera de volver a mantener una relación laboral o de amistad. Se trata de intentar entender lo ocurrido con otra mirada más sana y positiva.

Lo importante es haber aprendido la lección, reconocer nuestra parte en lo sucedido y seguir adelante en paz con nuestra vida. Vivir en dolor permanente no es necesario y es una tortura que no nos traerá ningún beneficio. A pesar de que parezca que la situación no tiene solución, si la hay.

No todo se resuelve fácilmente, hay situaciones muy complicadas, difíciles de manejar,  y siempre es oportuna la ayuda de un psicólogo. Un terapeuta entrenado es un excelente aliado, que nos puede aportar herramientas y recursos para afrontar la situación, superar los problemas y salir fortalecido de cada experiencia. Hay que creer que es posible resurgir como una mejor persona a pesar de encontrarnos en el escenario más oscuro.

Terminamos, recordando una gran frase del auto Carlos Pellicer

“Yo había puesto encima de mi pecho, un pequeño letrero que decía: Cerrado por demolición. Y aquí me tiene usted pintando las paredes y abriendo las ventanas”