Las matriculaciones de vehículos continúan creciendo en España, pero a cada año que pasa con menos fuerza. En 2018 se matricularon 1.321.438 unidades, una cifra que refleja un alza del 7% respecto al año pasado pero el peor ritmo de crecimiento del último lustro, según los datos del Instituto de Estudios de Automoción (IEA) con datos de la Dirección General de Tráfico. Esa nueva desaceleración se produce en un ejercicio en el que no hubo ayudas de la Administración a la adquisición de un vehículo nuevo y en el que creció todavía más la incertidumbre sobre el futuro de los vehículos impulsados por motores diésel.
El de 2018 no fue un año fácil para los fabricantes (Anfac) y los vendedores de coches (Faconauto y Ganvam), que tuvieron que afrontar también la nueva norma europea de control de emisiones que entró en vigor en septiembre, la WLTP, según sus siglas en inglés. A raíz de ese nuevo marco de pruebas de control de las emisiones, hubo una campaña previa para intentar liquidar los estocs de vehículos previos a la nueva homologación ante el temor de que se encarecieran las matriculaciones, lo que se tradujo en una parte final del año en el que cayeron las ventas. De hecho, desde septiembre a diciembre estas han caído de forma continuada, incluido diciembre, en el que cayeron un 3,5%. El primer dato negativo desde 2012.
A ese contexto cabe sumarle los sucesivos anuncios realizados por las administraciones sobre el fin de los coches contaminantes, que tuvieron su colofón en octubre, cuando el Gobierno dio a conocer sus planes de prohibir, a partir de 2040, todos aquellos vehículos que emitan a la atmosfera dióxido de carbono, ya sean de gasolina, diésel o híbridos. Fabricantes y vendedores –incluso sindicatos– denuncian desde estonces que se está generando confusión que está retrayendo la intención de compra, sobre todo de diésel. En noviembre las ventas de ese tipo de turismos cayó un 40% y en diciembre esa caída continuó con una nueva reducción del 29%.
En el acumulado del año los turismos diésel han perdido un 20% de ventas respecto al año pasado (473.491) y ya solo representan el 31,3% del conjunto de las ventas. Los vehículos de gasolina son los que, en estos momentos, aguantan el mercado. Se vendieron un 29,7% más (739.527). De otras tecnologías se vendieron 108.420, lo que supone un aumento del 59,6%.
El renting, el que más crece
El canal de empresa es el que ha aguantado el crecimiento de las matriculaciones en 2019. Las empresas de renting matricularon un 13,6% más de vehículos este año y fueron las resposable de la comercialización de 420.651 vehículos. Su auge se interpreta desde el sector como un seguro que adicional que están tomando los compradores particulares ante la incertidumbre que generan las tecnologías de combustión clásicas (gasolina y diésel). Las empresas de alquiler adquirieron 237.777 unidades, un 5,7% más. Por su parte, los particulares fueron los responsables de la matriculación de 639.451 vehículos, la cifra más grande y la que menos crece respecto a 2018 (3,7%).
«El consumidor tiene ante sí un panorama de mucha incertidumbre de cara a afrontar la adquisición de un vehículo, debido a las distintas declaraciones realizadas en los últimos meses», afirma Nomé Navas, directora de comunicación de Anfac, quien teme que el contexto económico tampoco acompaña: «Las noticias sobre un menor crecimiento económico tampoco fomentan la intención de compra». Desde la patronal de concesionarios, Faconauto, su director de comunicación, Raúl Morales, considera que el aumento del 7% «no es un mal dato», si bien lamenta los últimos cuatro meses de caídas de ventas, que achaca al WLTP y «al clima negativo que rodea actualmente a la automoción» y a la pérdida de confianza del consumidor.
Aunque las ventas siguen creciendo, difícilmente alcanzarán los 1,65 millones que se vendieron en 2007, máximo histórico en España. En las fábricas españolas existe un temor ante ese contexto: que la pérdida del mercado interno se convierta en un argumento de las marcas para dejar de apostar por sus instalaciones en la Península para asignar la producción de nuevos vehículos.
En todas las comunidades autónomas las ventas de vehículas crecieron con una única excepción: Cataluña, donde las matriculaciones cayeron un 2,8%. El motivo, explican fuentes del sector, es que ha afectado el traslado de domicilios sociales fuera de la comunidad autónoma, lo que ha provocado que empresas estén matriculando vehículos desde otras regiones.