Unos 600 hogares de Barcelona han contratado la luz con la nueva eléctrica pública de la ciudad, que desde este 1 de enero empieza a suministrar a clientes particulares. La comercializadora metropolitana impulsada por el equipo de Ada Colau ha captado, antes de comenzar a operar en el mercado, el 3% del total de los 20.000 clientes que por ley puede alcanzar. «El balance es positivo, no suele pasar que alguien se apunte a un proyecto que todavía no está en marcha», ha valorado el concejal Presidencia, Agua y Energía, Eloi Badia.
La operadora Barcelona Energia, cuya electricidad cuenta con el certificado de 100% renovable, arranca así su andadura con una primera cartera de más de medio millar clientes que se han registrado desde que se abrió el plazo a mediados de noviembre. «A medida que podamos comparar facturas y demostremos que somos capaces de mejorar el acompañamiento a los ciudadanos, el proyecto se irá consolidando», ha apuntado el concejal. No solo las 680.000 viviendas familiares de la capital catalana pueden contratar esta comercializadora, sino también las del área metropolitana. El único requisito destacable es tener una potencia inferior a 15 kilovatios.
Barcelona Energia da finalmente el salto al mercado libre tras seis meses como suministradora de casi 4.000 equipamientos e instalaciones municipales de la ciudad, entre ellos el alumbrado público y los semáforos. Al ser considerada un ente público, según la ley de contratos del sector público no podrá tener más de un 20% de clientes privados en su cartera. Esto es, actualmente, unos 20.000 hogares. Pero podría superar esta cifra si aumenta a la vez sus usuarios públicos, como podrían ser los ayuntamientos de la corona metropolitana.
Para seducir a nuevos clientes, desde el Ayuntamiento admiten que no podrán hacerlo compitiendo en precios bajos, puesto que el margen económico en la comercialización de energía –lo que es la compra en el mercado y venta al consumidor final– es reducido. Sí tratarán de hacerlo en «valores», según Badia. Con ello se refiere no solo a la etiqueta verde, sino al asesoramiento que aseguran que dispensarán a todos sus clientes para que hagan un consumo eficiente y ajustando a sus necesidades una de las tres tarifas de que disponen: la básica, la eficiente –vinculada al consumo y a los miembros de una familia– y la solar, para quienes tengan paneles fotovoltaicos de autoconsumo.
‘No’ a la incineradora y vuelta a Endesa
Si uno de los principales objetivos de la puesta en marcha de la eléctrica pública era dejar de depender de los gigantes Endesa o Naturgy, el Ayuntamiento lo está logrando a medias. Su renuncia a la hora de que Barcelona Energia comercialice electricidad procedente de la incineradora de Sant Adrià del Besòs, después de las críticas de colectivos ecologistas, les ha llevado a recurrir de nuevo a Endesa para comprarle certificados de garantía de origen renovable.
La intención del consistorio siempre ha sido que el 100% de la energía que comercialicen sea de procedencia renovable, algo que podían asumir cuando decidieron que la potencia que venderían al mercado sería la que se genera a través de las placas fotovoltaicas municipales, la planta de biogás del Garraf, la placa del Fòrum y, sobre todo, la incineradora de residuos de Sant Adrià del Besòs. Esta última, sin embargo, no se puede considerar una fuente de energía verde y ha recibido numerosas críticas de colectivos ecologistas por contaminación del aire.
Así las cosas, el Ayuntamiento se comprometió a retirar la incineradora de la ecuación, pero para justificar que toda la electricidad que distribuye tiene origen renovable lo ha tenido que hacer por la vía de una licitación para adquirir a terceros estos certificados. Ganó el concurso Endesa, a quien Tersa –la empresa pública que gestiona Barcelona Energia– compró 90.000 megavatios por hora durante el segundo semestre de 2018 por un máximo de 45.000 euros. El concurso público para la primera mitad de 2019 todavía no se ha hecho público, pero se estima que será superior debido a la entrada de los clientes particulares.
Previsión de doblar la fotovoltaica
Mientras tanto, el Ayuntamiento continúa implantando instalaciones de energía solar en sus equipamientos y en terrados particulares con el objetivo de doblar la generación eléctrica municipal procedente de energías renovables, pasando de 1,8 a 3,6 megavatios pico (MWp) de potencia fotovoltaica entre 2015 y 2019.
La capital catalana dispone actualmente de sistemas de generación fotovoltaica en más de 60 edificios municipales, a los que se sumarán otros 29, algunos de los cuales están ya en fase de obras y otros todavía de licitación. En una segunda fase en 2019, se sacarán a concurso otros 30 proyectos ejecutivos más para incorporar instalaciones fotovoltaicas sobre cubiertas municipales. A ello hay que añadirle diez fachadas o paredes medianeras también con placas solares.
Entre los edificios de la primera fase hay bibliotecas, como la Miquel Llongueras o la Trinitat Vella, centros cívicos y sedes de distrito.
Sin el metro al menos hasta 2020
El que podría ser uno de los clientes más lucrativos para Barcelona Energia, el metro de la capital catalana, no se enchufará por ahora a la eléctrica pública. El suburbano ha prorrogado para 2019 el contrato que firmó con Naturgy en 2018, según adelantó el jueves Tot Barcelona y ha confirmado eldiario.es.
La licitación para el suministro de energía del metro de Barcelona pasa por un concurso anual que realizan conjuntamente Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y otras seis empresas públicas de transporte de toda España, entre las que están las de Málaga, Bilbao o Zaragoza. En 2018, Naturgy se hizo con el suministro con una oferta de 33,5 millones de euros. Según fuentes de TMB, han optado por prorrogar el contrato al entender que, con la subida de precios de la electricidad, cualquier nueva licitación les encarecería la factura.