La revista semanal Der Spiegel, uno de los medios periodísticos más influyentes de Alemania y de mayor difusión en Europa, protagonizó este miércoles un escándalo que arrojó dudas sobre su rigor profesional. En un comunicado, la publicación que se edita en Hamburgo anunció que había despedido al periodista Claas Relotius, de 33 años, tras descubrir que había inventado testimonios y protagonistas en algunos de sus reportajes.
«El periodista de Der Spiegel Claas Relotius ha falsificado historias propias e inventado protagonistas, con lo que ha engañado a los lectores y a sus colegas», dijo el semanario en su página web. También informa a sus lectores que el escándalo fue descubierto después de llevar a cabo una severa investigación interna y también gracias a la propia confesión del periodista. El reportero llevaba año y medio contratado , pero colaboraba desde hace siete años. La publicación sigue investigando, por lo que no ha trascendido en qué momento Relotius comenzó a fantasear en los textos.
Las primeras sospechas sobre el rigor profesional del periodista surgieron con la publicación de un reportaje publicado el pasado noviembre relacionado con una milicia civil estadounidense que se dedica a cazar refugiados en la frontera de ese país con México. Según la revista, el periodista de origen español Juan Moreno y coautor del reportaje, reveló a la redacción que tenía sospechas sobre la autenticidad de los testimonios citados por Relotius y lo comunicó a los editores del semanario en Hamburgo. Moreno, un colaborador de la revista, aprovechó otros viajes a Estados Unidos para recabar material contra Relotius con el propósito de protegerse a sí mismo
Der Spiegel, junto con admitir el pecado cometido por el periodista, publicó tres extensos reportajes en su página web sobre el caso. Uno de ellos, por ejemplo, recuerda a los lectores que cada historia que publica la revista, tanto en la edición impresa como en la digital, es sometida antes de su publicación a una rigurosa revisión por parte de un editor, el director del medio y también por expertos legales. “El corazón del control de calidad reside en el departamento de documentación” señala la revista, al recordar que la sección, que consta de 60 personas revisa y verifica cada palabra y cada cifra antes de que un artículo sea publicado en la revista o en la edición digital.
Otro texto que se puede leer en la edición digital de la revista este miércoles está relacionado con el éxito que estaba cosechando el periodista. El 3 de diciembre pasado, por ejemplo, fue premiado por ser el autor del mejor reportaje de 2018. Pero el texto, que relata la odisea de un joven sirio que habría sido el detonante de la guerra civil en ese país, perdió su calidad ante la sospecha de que muchos pasajes del texto fueron inventados por Relotius.
El periodista de 33 años, “un ídolo de su generación” como lo califica la propia revista, admitió que había inventado testimonios y protagonistas por miedo a fallar. “Mi presión para no fracasar creció a medida que fui teniendo más éxito”, confesó el periodista.
Relotius, que empezó trabajando como colaborador independiente, escribió cerca de 60 textos para la revista desde 2011 y, en al menos 14 de ellos, recurrió a las manipulaciones que ahora se le imputan. De momento, los reportajes de Relotius seguirán en el archivo digital de la revista, aunque con un texto de advertencia, mientras se aclara definitivamente el caso, para lo que se ha creado una comisión especial.