Su fotografía está ya en todas partes: televisiones, periódicos y redes sociales han distribuido el aviso de búsqueda de Chérif Chekatt, el presunto terrorista de Estrasburgo. Cientos de agentes peinan los barrios y bosques donde podría esconderse y la frontera con Alemania, la más cercana, está prácticamente blindada. Aun así, continúa en paradero desconocido dos días después del atentado, cuyo saldo aumentó a tres víctimas mortales tras el fallecimiento este jueves de uno de los heridos. La presión crece para encontrar al hombre más buscado de Francia.
Según el último parte de la Prefectura del Bajo Rin, el balance del tiroteo del martes en las inmediaciones del mercadillo de Navidad de la ciudad alsaciana es de «3 muertos, 5 heridos graves y cinco heridos leves». Las autoridades subrayaron el hecho de que se trata de un recuento «todavía provisional». Una cuarta víctima se encuentra en estado de muerte cerebral, según la Agencia France Presse y el diario Le Parisien, que citan fuentes de la fiscalía antiterrorista de París.
El nuevo deceso añade más presión aún a los más de 700 agentes desplegados por toda la región para intentar hallar a Chekatt, en un operativo para el que también se ha pedido la colaboración ciudadana.
“29 años, corpulencia normal, cabello corto, posible barba, piel mate, marca sobre la frente”. Esa es la descripción que acompaña la fotografía de Chekatt en cartel de “alerta de atentado” distribuido en toda Francia desde la noche del miércoles y que pide ayuda a posibles testigos para encontrar al acusado de la matanza de Estrasburgo. “Individuo peligroso. Sobre todo, no actúe solo”, subraya tanto el afiche como las redes oficiales que también lo han distribuido.
Otra de las imágenes del día, además de la continuada presencia policial en la ciudad y sus alrededores, eran las largas filas de automóviles a la espera de pasar la frontera con Alemania. Un procedimiento habitualmente rápido pero que este jueves se ralentizaba enormemente debido a que cada vehículo era inspeccionado minuciosamente antes de poder atravesar la barrera de vehículos policiales —franceses de un lado, alemanes del otro— que buscan impedir el paso escondido de Chekatt al país vecino. Eso, si no lo ha hecho ya, una posibilidad que reconoció la víspera el número dos del Ministerio del Interior, Laurent Nunez.
Según la emisora alemana RBB, justo antes de cometer el atentado, Chekatt recibió una llamada desde Alemania, a la que no respondió. A pesar de ello, la policía alemana sigue minuciosamente esa pista, porque demostraría, cita la radio a fuentes de la seguridad germana, que el presunto terrorista mantiene lazos en el país vecino, donde también pasó una temporada en la cárcel tras cometer varios atracos.
Estrasburgo recupera la normalidad
A pesar de que aún no se ha atrapado al hombre que causó el pánico en Estrasburgo, la ciudad recuperó este jueves prácticamente su ritmo normal. Solo el mercadillo de Navidad, el más antiguo de Francia, permanecía cerrado un día más, por decisión de las autoridades locales. Con Chekatt aún bajo orden de busca y captura, las condiciones de seguridad no son suficientes para decidir su reapertura, justificó el prefecto de la región, Jean-Luc Marx.
Para acceder al casco viejo de la ciudad, la isla interior donde se extiende el mercadillo alrededor de la catedral, había que armarse este jueves de un cierto grado de paciencia. A pesar del tenaz frío, los guardas de seguridad instalados en todos los puentes que dan acceso a la zona —todos con vallas— no permitían el paso hasta haber revisado —de manera algo somera, eso sí— los bolsos y mochilas de todos los viandantes.
A pesar de ello, la mayoría de los comercios abrió este jueves de nuevo sus puertas y las calles volvían a estar más pobladas que el día posterior al atentado. Muchos de los paseantes se paraban en la plaza Kléber, convertida en un lugar improvisado de homenaje con velas, flores y mensajes como “Je suis Strasbourg” (en recuerdo del Je suis Charlie convertido en lema contra el terrorsimo tras el atentado de 2015 contra la revista satírica Charlie Hebdo en París) depositados en varios puntos de la plaza, sobre todo bajo la estatua central. El estrasburgués Abdala Ouali era uno de ellos. Cuidadosa y afanosamente —con el frío, ni la fuerte cinta aislante que usaba pegaba bien— colgaba un cartel en el que se podía leer: “Todos unidos contra la barbarie”. “Tras el ataque, como estrasburgués estoy en shock , desasosegado, horrorizado y quería aportar mi apoyo a las víctimas”, explicó. Al fin y al cabo, recordó, este “acto de barbarie se ha cometido en la capital de la Navidad, en la capital de los derechos humanos. Como habitantes de Estrasburgo, como seres humanos, debemos decir no al terrorismo, a la barbarie, no aquí, y no en Barcelona y en todas partes”, insistió.