El Gobierno ha propuesto a patronal y sindicatos la obligación de las empresas de documentar la jornada diaria de los trabajadores, especificándose el momento concreto de entrada y salida, y, de esta forma, poder sancionar a las empresas en las que se aprecie que el trabajador sobrepasa el horario de trabajo establecido por su contrato.
Una medida, la de fichar en la empresa, que tradicionalmente se ha asociado con el control de los trabajadores por parte del patrón para asegurarse de que cumplían su horario o dejar constancia de su retraso a la entrada. Hoy, en tiempos de cada vez mayor poder empresarial, la medida se hace necesaria precisamente para lo contrario: controlar que no se trabaje más de lo que se le paga.
En España es habitual que trabajadores con jornada a tiempo parcial terminen haciéndola completa sin que ello conlleve ningún aumento de sueldo ni el pago de horas extras. Según datos oficiales, se realizan unas 6.131.400 horas extra a la semana, de las que el 44,6% ni están pagadas ni compensadas por el empresario. La medida del Gobierno pretende que eso no suceda, de ahí que los sindicatos la apoyen, mientras que la CEOE no está de acuerdo.
Ahora viene la parte curiosa de cómo los medios informan de esta noticia según su línea ideológica editorial.
Aunque, como hemos señalado, se trata de una medida de apoyo a los trabajadores, defendida por los sindicatos y criticada por la patronal, la prensa de derechas prefiere presentarla como una medida de obligación a los trabajadores, con toda la carga peyorativa que eso supone. «La reforma laboral de Sánchez obliga a los empleados a fichar en el trabajo» ( La Razón), «El Gobierno quiere obligar a los trabajadores a fichar en la oficina todos los días» ( ABC), «El Gobierno quiere obligar a los empleados a fichar en su trabajo» ( COPE), «El Gobierno quiere obligar a todos los empleados a fichar al entrar y salir del trabajo» ( Diario de León). Ignoran todos ellos a la hora de titular que la obligación novedosa es para las empresas que deberán entregar esos registros a la Inspección de Trabajo.
Frente a esta prensa, los medios que no mantienen una línea de derechas combativa contra el Gobierno de Pedro Sánchez presentan la noticia con su carácter obligatorio de fichar, pero no necesariamente como una imposición contra el trabajador: «El Gobierno se plantea aprobar por decreto el registro obligatorio de la jornada del trabajador» ( eldiario.es), «Todos los empleados deberán fichar a diario en el trabajo si prospera el plan de Sánchez» ( Público), «Volver a fichar en el trabajo: así es la reforma para pequeñas y medianas empresas que prepara el Gobierno» ( l a Sexta). Incluso RTVE titula destacando oportunamente que es una obligación empresarial más que del trabajador: «Trabajo obligará a las empresas a registrar la jornada que realice cada empleado». Otros medios, marcadamente de izquierdas, van más allá y lo titulan con el carácter marcadamente protrabajador de la medida: «Fichar en el trabajo será un derecho» ( El Salto).
Ni que decir tiene que los boletines informativos de los sindicatos lo presentan como una medida de clara defensa del trabajador: «El control de la jornada y de los horarios es una medida fundamental para poder controlar la contratación a tiempo parcial y eliminar los pagos en B» (CCOO), «Registro de la jornada: los empresarios tienen que saber que se ha acabado la barra libre» (UGT).
La conclusión es evidente: los medios de derecha no se limitan a criticar una medida progresista y aplaudida por la izquierda, lo que sería tan lógico como lícito, sino que retuercen sus titulares con la intención de hacer ver a los lectores que es una iniciativa gubernamental impuesta a los trabajadores y, por tanto, que atenta contra ellos. Precisamente lo contrario de la realidad. Ellos saben que, incluso en sus audiencias de derechas, hay más contratados que contratadores, por lo que impostar un discurso de denuncia de un ataque a los trabajadores es la mejor forma de embestir contra una media que se crea contra los abusos empresariales. En pocas palabras: contar la realidad al revés.