La fotografía que ha generado gran polémica en España en los últimos días, la que refleja el saludo del Rey emérito Juan Carlos I con el príncipe saudí, Mohamed bin Salman, sospechoso de estar detrás del asesinato del periodista Jamal Kashoggi, recoge un instante de la apretada agenda del heredero de la corona saudí el pasado domingo, durante el Gran Premio de F1 de Abu Dhabi, pero que estuvo lejos de ser casual y aislado. Para Bin Salman, aquella fue una larga jornada de trabajo, de la que formó parte una serie de encuentros en el circuito emiratí de Yas Marina. No fue el que mantuvo con el Rey emérito el más importante ni mucho menos el más largo. Pero tampoco se limitó al saludo que ha trascendido. Eso sí, fue el elegido para presentarlo como imagen al exterior, claramente por delante del que mantuvo con otros interlocutores, en especial el líder checheno, Ramzan Kadyrov.
La presencia de Bin Salman en el evento pudo tener cualquier carácter menos el de improvisado. El heredero de la corona saudí comenzaba en el «país hermano» de Emiratos Árabes Unidos una ronda de visitas oficiales por estados árabes antes de partir hacia Argentina para la cumbre del G-20. La apretada agenda del príncipe Bin Salman no se interrumpió ni en el momento de visitar el circuito de Yas Marina, parada habitual del Rey emérito español, al que gusta de disfrutar en vivo siempre que puede de las carreras del Mundial de F1.
Ambos, conectados por la excelente relación que hay entre ambas casas reales, sabían que se encontrarían. Lejos de evitarlo, el príncipe Bin Salman no desaprovechó la oportunidad para distribuir su imagen junto a una personalidad del mundo occidental, de donde están llegando todas la críticas al régimen saudí por el caso de Kashoggi y las sospechas de que su asesinato fue una orden directa de Bin Salman.
No obstante, el príncipe saudí no se conformó con la fotografía. Departió, en privado y por un tiempo no superior a los diez minutos con Juan Carlos I, aunque no han trascendido los asuntos abordados en la entrevista.
Un mensaje de tranquilidad
Las fuentes oficiales de la corona saudí apuntaban en los últimos días a que uno de los objetivos de la ronda de Bin Salman por los países del entorno era transmitir un mensaje de tranquilidad tras la crisis generada por las noticias en torno al asesinato del periodista, conocido por su actitud crítica con el régimen.
Por lo tanto, cabe la posibilidad de que hiciera lo propio con el Rey emérito, con el fin de que el mensaje llegara también a la comunidad occidental.
No en vano, Arabia Saudí ha encontrado en España un inesperado aliado en la crisis por el caso Kashoggi, dado que sus mandatarios no han sido precisamente los más críticos entre los europeos por este asunto. Una realidad rodeada por el contexto del reciente contrato firmado por la pública Navantia con Arabia Saudí para convertirse en un aliado estratégico del país de Oriente Medio en materia militar, plasmado en una primera entrega de cinco corbetas.
El polémico líder checheno
Pero el Rey emérito no fue la única personalidad con la que Mohamed Bin Salman pudo entrevistarse durante el evento deportivo en Abu Dhabi. El príncipe heredero también se vio con el líder checheno Ramzan Kadyrov, muy próximo al presidente ruso Vladimir Putin, y que está tratando de estrechar fuertes lazos económicos entre Chechenia y Arabia Saudí. De hecho, de la mano de Kadyrov ha llegado dinero checheno al país del petróleo para invertir en sectores como el inmobiliario y el alimentario.
Kadyrov, polémico por su cruzada contra colectivos como los homosexuales e incluso los divorciados, es un poder fáctico en la Rusia de Putin, al que considera como su único interlocutor válido dentro del país. Su entrevista con Bin Salman ha sido mucho más discreta, sin imagen de por medio, lo que habla de que su contenido fue notablemente menos simbólico y más de calado.
La ronda de Bin Salman, que en los días posteriores ha tenido continuidad en Egipto y Túnez, ha tenido también mucha relación con la cumbre del G-20 de Argentina, en la que la presencia del príncipe saudí es muy llamativa, precisamente por todo lo que ha trascendido en torno al asesinato de Kashoggi. El mandatario también ha querido recoger las principales inquietudes del mundo árabe para trasladarlas en el encuentro.