En los últimos años, el papel del cannabis en la sociedad ha cambiado enormemente. Aunque su consumo como droga sigue siendo una lacra y su venta ilegal un asunto turbio a combatir, lo cierto es que los usos de las especies no psicotrópicas crecen a pasos agigantados en ámbitos como la medicina, la industria y la cosmética.
Y los próximos años serán claves para confirmar o no ese papel cada vez más positivo y relevante. En concreto, hay cuatro aspectos en los que el universo que rodea al cannabis nos ofrecerá novedades. Los analizamos a continuación.
Medicina: a confirmar los beneficios terapéuticos
Muchas son las universidades españolas e internacionales con investigaciones en vigor. Buscan confirmar los beneficios terapéuticos que se vienen señalando en los últimos años, así como descubrir otros nuevos sobre los que hay sólidas evidencias. Un ejemplo de ello es la posible mejora de comportamiento que puede provocar en niños con autismo y Trastorno de Déficit de Atención e hiperactividad (TDAH). Otro objetivo es conocer su potencial con respecto al síndrome de Lennox-Gastaut (LGS), un tipo de epilepsia infantil para la que se ha probado una solución oral.
Industria: a optimizar su producción
El cáñamo se ha venido usando a nivel industrial desde hace siglos, en sectores tan diversos como la fabricación de fibras, de plásticos o de papel. Pero en centros de investigación como el Polo Tecnológico del Cáñamo, de la Junta de Extremadura, se busca optimizar sus propiedades para nuevos usos estratégicos, como el combustible. En esta comunidad, por cierto, se pretende que vaya desplazando progresivamente a otro cultivo vital para la economía local: el de tabaco.
Cosmética: a potenciar los cannabinoides más beneficiosos
Las diferentes especies de cannabis están formadas por más de un centenar de compuestos químicos. El verdaderamente nocivo es el THC, mientras que el resto tienen propiedades beneficiosas muy diversas. El CBD (Cannabidiol) es el mejor conocido y el más investigado, pero aún queda por avanzar considerablemente en el conocimiento de otros. En particular, el Cannabigerol, que es el CBG, y el Cannabicromeno que es el CBC.
Legislación: una regulación global y nacional
Por último, no podemos olvidarnos de un aspecto clave para dar seguridad a los ciudadanos y a las empresas productoras: la regulación legislativa. A todos los niveles, tanto dentro de España como fuera. En nuestro país, es Podemos, socio minoritario del Gobierno, quien abandera la petición de una reforma legal integral, mientras que la parte socialista del ejecutivo se inclina solo por abordar sus aspectos medicinales.
Y a nivel internacional, hay dos grandes frentes. Por un lado, en Europa, donde la Comisión y el Consejo deberán decidir si aceptan la propuesta del Parlamento de aumentar el umbral permitido de THC en los cultivos de cáñamo industrial (0,3%), lo cual supondría un espaldarazo para las empresas productoras. Y por otro, la ONU y la OMS ultiman su propuesta de regulación terapéutica, que serviría de referencia para reformar los diferentes ordenamientos jurídicos estatales.