Sociedad

Los juguetes sexuales

mercado de los juguetes sexuales

¿Alguna vez os habéis preguntado a qué puede deberse la proliferación del mercado de los juguetes sexuales? La oferta de artículos como consoladores, vibradores, lubricantes, bolas chinas y otra serie de fetiches ha ganado cada vez más terreno entre los consumidores, y raro es el producto que no se pueda encontrar y adquirir con un par de búsquedas sencillas en internet (abrir la web de tu sexshop habitual, por ejemplo). Cada vez son más los usuarios que recurren a este mercado para adquirir pequeños (o grandes) compañeros de intimidad; y, al hacerlo, quien más y quien menos ha tenido que superar ciertas barreras mentales y, sobre todo, sociales. En realidad, cuesta asimilar que, en ocasiones, la pura y dura interacción humana «no es suficiente».

Viaje al centro del placer

Lo cierto es que las personas somos química, y la opinión de los profesionales de la psicología y la sexología es casi unánime: más allá de las zonas erógenas, el centro principal del placer se encuentra en el cerebro. Por tanto, algo que nos estimule la mente nos excitará más que aquello que solo actúe sobre el cuerpo. Resulta sorprendente ver que los juguetes eróticos cumplen una doble función: no solo estimulan nuestras zonas erógenas, sino que su utilización, de por sí, resulta extremadamente morbosa, y nuestro cerebro se excita por el mero hecho de estar utilizándolos. Es como si esos trocitos de plástico o silicona estuvieran contribuyendo a recrear nuestras fantasías.

Las apariencias engañan

Tradicionalmente, debido a factores culturales y morales, el sexo en la pareja estuvo encorsetado como un medio de procreación, y parecía que el placer estaba reservado a los hombres. Originalmente, las mujeres han constituido precisamente el perfil tipo de consumidor de juguetes eróticos: ellas han buscado en vibradores, consoladores o succionadores la compañía y/o los estímulos que les faltaban; aunque, sin embargo, cada vez más hombres acuden a por estos artículos. Pero el uso de estos juguetes en el seno de la pareja cobra más sentido del que parece a simple vista.

Una ayuda para las parejas

Es frecuente que las parejas caigan en la monotonía, el enemigo número uno de su intimidad; hace que algo inicialmente maravilloso se torne previsible, sin estímulo ni excitación. Y una vida sexual insatisfactoria abre una brecha a largo plazo: surgen las inseguridades, los reproches y los sentimientos de culpa, expresados en pensamientos como «¿no le basta conmigo?», «¿es que ya no me quiere?» o «¿será que ya no le atraigo?». Las parejas que han vencido la barrera social, que han indagado con asertividad mutua en lo profundo de sus deseos y los de su pareja, han descubierto en los juguetes sexuales un conjunto de «ayudantes» para devolver el punto necesario de morbo y excitación a sus relaciones íntimas, consiguiendo así una vida sexual más satisfactoria. 

Podemos concluir que, en la actualidad, el mercado de juguetes sexuales responde ampliamente a las demandas de una sociedad más liberada, que asume la necesidad de que el placer y la chispa no deben extinguirse.