La Junta de Extremadura acusa de “inútiles” a los gestores de Renfe tras dejar tirados a 163 pasajeros en mitad de campo. El ferrocarril que partió de Badajoz a las 17.18 con destino Madrid sufrió este lunes una avería en Mérida que obligó a todos los pasajeros a cambiar de convoy. Allí, según fuentes de la Junta, había dos trenes. Pero en lugar de escoger uno más nuevo para continuar hacia Madrid, se escogió el más antiguo. ¿Por qué? Esa es la pregunta que se hacen en el Gobierno extremeño. A la espera de conocer las respuestas, las consecuencias de esta decisión sí están claras: los viajeros llegaron a Madrid a las 3.40 de la madrugada del 2 de enero, con casi cuatro horas de retraso. Renfe ha emitido un comunicado de prensa pidiendo disculpas a los pasajeros y ha anunciado una investigación para conocer las causas concretas de la avería.
“Ese tren viejo no era lo más seguro que se podía tener y al llegar a la estación de Navalmoral se paró”, explica el director general de Transportes de la Junta, José González. “El problema es que alguien se empeñó en continuar con ese tren hacia Madrid. Por eso se quedó parado en medio del campo. Si Renfe no tiene facultades para realizar el transporte en la región le pedimos que lo deje. No quisiera pasarme, pero si son unos inútiles…”. El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara (PSOE), también ha emitido un comunicado a través de un tuit: “Ante los acontecimientos de esta noche exijo al Gobierno respuestas, explicaciones y acciones concretas”.
El tren llegó a Navalmoral de la Mata a las 21.30 y se detuvo. Pasadas las 22.15, arrancó de nuevo, pero se volvió a parar a los pocos minutos. Esta es la decisión que cuestiona la Junta porque, desde aproximadamente las 22.20 hasta la 1.15 del miércoles, el convoy no reinició la marcha, dejando tirados a 163 pasajeros en mitad del campo. El tren volvió a acelerar porque vino un tren de madrugada desde Talavera de la Reina para remolcarlo.
Los 163 viajeros estuvieron a oscuras durante esas horas. Sin baño, sin luz, sin calefacción. Entre ellos, un bebé: “Está tranquilo mientras mama, el problema sería calentar un biberón”, decía su madre. “A Extremadura se nos ha dicho muchas veces que somos el furgón de cola de este país; yo siempre fui reacio a creérmelo. Pero ayer me lo creí”, cuenta por teléfono Javier Granado, de 33 años. “Mi hermana y yo nos bajamos en Navalmoral y nos cogimos un BlaBlaCar. Tenía una reunión muy importante en Madrid a primera hora y no podía faltar”.
El resto de pasajeros optó por la decisión que impuso Renfe para llegar a la capital. Tres autocares salieron desde Plasencia, a 60 kilómetros. Y un ferrocarril vino desde Talavera de la Reina, a 120. Los usuarios llegaron a Madrid pasadas las 3.30 de la madrugada. «No había taxis en Atocha. Estábamos a dos grados. Nadie se preocupó por nosotros. Yo ya estoy en casa, a las 4.20 de la mañana, 11 horas después de empezar el trayecto Montijo – Madrid», se quejaba una usuaria en la red social de Twitter.
Las reacciones políticas e institucionales no se han hecho esperar. El presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, se pregunta: “¿Dónde están los nuevos trenes prometidos? El silencio de Vara es indigno como el tren que padecemos”. Monago presidió la Junta entre 2011 y 2015. Durante este periodo se descartó el AVE y prometió “un tren rápido” para 2015. Nunca llegó. El diputado de Podemos en la Asamblea Daniel Hierro cree que “los paseos del ministro de Ábalos no están sirviendo para nada”, según recoge la agencia Europa Press. El director general de Renfe Viajeros, Ramón Azuara, ha dicho en el programa de La Sexta Al Rojo Vivo que, por la situación de las vías, las averías «se van a seguir produciendo» y que la decisión de arrancar de nuevo el tren «no fue la adecuada».
La plataforma por un tren digno Milana Bonita ha anunciado una demanda colectiva contra Renfe y Adif: “Ya van tres años. Esto es un desastre”, cuenta por teléfono su portavoz Juan Carlos López. «El problema de este martes colma todos los vasos de las paciencias. No queremos dimisiones, queremos soluciones”.
Episodios como este se repiten casi a diario en el tren extremeño. La última avería grave ocurrió en el puente del 12 de octubre. Aquel fin de semana un ferrocarril se quedó sin gasolina en Fuenlabrada. El trayecto Badajoz–Madrid cuesta 51,40 euros y tarda seis horas y 37 minutos, si es que llega puntual. En coche son cuatro. El Talgo, algo más rápido, emplea cinco horas y ocho minutos al no parar en algunos municipios. En teoría. En la práctica siempre llega tarde porque de los más de 725 kilómetros de vías que hay en la región, ni uno está electrificado. Y solo cuenta con un carril. En algún momento del trayecto se cruza el tren que sube con el que baja, y uno de los dos tiene que pararse en alguna estación a esperar a que pase el otro. Hoy la promesa del nuevo tren es para 2025.